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Si algo distingue a un corredor de encierros son sus pies. Uno llega a un pueblo en fiestas con algún tipo de espectáculo con ... toros en la calle y enseguida distingue al que va a participar. Playeras de 'running', zapatillas lustrosas, relucientes y bien atadas. Ese va a correr, está claro. A medida que se acerca la hora de comienzo la parte baja de las extremidades inferiores son más delatoras todavía, porque no son capaces de estar quietas. Ni una piqueta atravesando el empeine y fijada al asfalto podría dejar esos pies sin movimiento. Los nervios se canalizan por ahí, por los encargados de salvar la papeleta delante de los bravos. A las 11.55 deesta mañana Ampuero era un hervidero de pies inquietos. En cinco minutos salían a la calle seis toros de Salvador Domecq, bien hechos, fuertes y con ganas de sacudirse el sopor matutino. Y eso eran palabras mayores.
Era el día grande y, desde primera hora de la mañana, se notaba a pie de calle. Ampuero vivió el segundo de sus tres encierros de las fiestas de la Virgen Niña con miles de corredores, espectadores y seis toros de la ganadería de Salvador Domecq destinados a la corrida mixta por la tarde. Seis reses bien presentadas, con cuajo y trapío, que se hermanaron de salida con los bueyes para protagonizar una carrera de ida en la que sólo se destacaron los bravos a la altura de la curva de Brera.
Con más apreturas que el viernes debido al aumento de corredores, tanto locales como llegados del País Vasco, Navarra, Castilla y León o Madrid, el grupo inició el camino de vuelta de nuevo con los mansos de la Finca Martínez Ríos por delante, comandando una manada de la que se destacó un toro a la altura del puente. Reunidos de nuevo en la curva de la farmacia, sólo el tiempo que tardaron en entrar a toriles alargó un encierro que sólo tuvo dos contusionados por heridas leves.
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Un encierro rápido, de los que los expertos calificarían de correcto y que, en Ampuero, dejó sensaciones encontradas. Todo ha salido según los cánones, pero en la villa gusta el 'rock and roll'. El toro adelantado, el misterio y el morbo, la sensación de peligro. El querer competir de tú a tú con el bravo. No fue el caso, aunque eso supone celebrar que, más allá de rasguños y sustos, nadie salió dolorido.
Este domingo la jornada tiene triple programación. A las 12.00 horas será el turno del último encierro de las fiestas, protagonizado por las reses de Pereira Lupi llegadas de la Finca Toropasión. Posteriormente, a partir de las 12.15, La Nogalera vivirá un acontecimiento histórico con la suelta del primer toro de cajón de la historia de Cantabria. Serán dos reses, en este caso, y además en la capea se lidiará a cuerpo limpio una vaca por parte de varios jóvenes recortadores cántabros. Ya por la tarde, a las 18.00 horas, cerrará la feria el Concurso de Recortadores.
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