![El Cordobés realiza un desplante al primer toro de su lote.](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/09/10/toros%20ampuero10096817-k00B-U210125338180G6G-1200x840@Diario%20Montanes.jpeg)
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Tarde triunfal en Ampuero. Manuel Escribano y Guillermo Hermoso de Mendoza salieron a hombros tras cortar cuatro y dos orejas respectivamente de su lote de Albarreal y Romao Tenorio en una tarde con buena entrada en La Nogalera en la que El Cordobés se llevó ... un generoso apéndice.
El festejo había levantado gran expectación en la zona, sobre todo por la presencia de un Manuel Díaz que se despedía de los ruedos cántabros y al que una cogida ha tenido entre algodones hasta apenas 24 horas antes, cuando retornó de luces en San Martín de Valdeiglesias. El madrileño compartía terna con Guillermo Hermoso de Mendoza y con Manuel Escribano, que por la mañana acompañó a los pastores del encierro en su tarea de encerrar los toros. Al final, tres cuartos de entrada y un gran ambiente.
El triunfador del festejo fue un Manuel Escribano que en el primero de su lote hizo bien todas las cosas accesorias. Recibió al animal con una larga de rodillas, lanceó mirando al tendido, quiso gallear antes de que el cuatreño se fuese de lejos al caballo y colocó tres pares de banderillas. A la hora de practicar el toreo fundamental, el de Gerena prefirió llegar al público que al aficionado, por lo que a un intento de serie con cada mano (con la zurda sacó algún muletazo templado) le siguió un arrimón rematado con manoletinas y una estocada caída que fulminó al de Albarreal. Frío hasta ese momento, el respetable pidió las dos orejas, concedidas por el presidente.
El festejo Dos toros para rejones de Romao Tenorio y cuatro de Albarreal para la lidia a pie. Bien presentados, salvo el segundo a caballo, y nobles y con movilidad en el último tercio. La plaza de toros de La Nogalera presentó algo más de media entrada y un buen ambiente toda la tarde.
Guillermo Hermoso de Mendoza Silencio y dos orejas
Manuel Díaz El Cordobés. Silencio y oreja
Manuel Escribano Dos orejas y dos orejas.
El sexto saltó a la arena con la lluvia arreciando y el respetable en búsqueda de paraguas y chubasqueros. Muy profesional durante toda la tarde, el sevillano supo tocar cada tecla de la sinfonía en el momento adecuado y, pese a no poder banderillear a gusto debido al aquerenciamiento en tablas del toro, Escribano tiró de recursos con la muleta para, con un estoconazo, redondear su tarde con otras dos orejas.
En su adiós a los ruedos cántabros El Cordobés, de entrada, se vio apurado en tablas por un segundo toro de la tarde bien presentado al que no quiso volver a ver hasta la faena de muleta. Con su cuadrilla muy pendiente, el madrileño tomó la tela roja para un trasteo extraño, con medios muletazos, con arrimones, con amago de cogida y con tres pinchazos sin cuadrar al burel. Un trasteo en el que ni torero ni público estuvieron cómodos.
Si en su primero había lanzado directamente la montera al callejón ante de iniciar faena, en el cuarto ni siquiera había sonado clarines y timbales cuando arranco su trasteo. Como si tuviera prisa por acabar, el diestro, que estuvo aséptico y frío durante toda la tarde, lanceó por alto al noble animal de Albarreal, de nuevo con sus subalternos en el ruedo al menos amago de apuro, y se llevó una generosa oreja premio a su carrera.
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Borja Cavia
Completaba la terna Guillermo Hermoso de Mendoza, que falló a estoques una faena a su primero, de Romao Tenorio, que se vacío demasiado pronto. El de Estella tuvo que arrimarse para cambiarle de terrenos y pelear contra su querencia para dejar tres meritorias banderillas. Tres pinchazos silenciaron su labor. No quiso repetir errores el navarro en el cuarto, un toro más bajo de presentación que el primero, que también le tocó la grupa de las monturas en varias ocasiones, y al que, eso sí, pasaportó por la vía rápida. Para mantener el idilio de Ampuero con los Hermoso de Mendoza, el benjamín de la familia cortó dos orejas y salió por la puerta grande.
Una tarde con buen ambiente y en la que Escribano demostró que es uno de los profesionales más solventes del escalafón. La decepción fue, sin duda, la actitud de un Manuel Díaz poco metido en el festejo y que quizá todavía acuse la cornada recibida hace un mes en Huesca. Un adiós sin pena ni gloria para un matador al que, si algo se le da bien, es el ambiente festivo.
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