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El Ayuntamiento de Anievas se ha propuesto liderar la recuperación del hórreo cántabro, una especie en claro peligro de extinción de la que apenas quedan ya vestigios en toda la región. Tras la recuperación y reconstrucción de un hórreo en Cotillo, el Ayuntamiento ha reunido ... ahora a expertos de Cantabria y Asturias para poner en valor «una parte fundamental del legado regional», como destacó el alcalde de Anievas, Agustín Pernía Vaca.
Para ello ha organizado la primera jornada dedicada al hórreo cántabro, en la que se han presentado varios proyectos que parten «necesariamente» de la recuperación de algunos de los existentes, en un estado de conservación «preocupante», como el de Avellanedo (Pesaguero), el más antiguo de los que aún se conservan en Cantabria.
El primer trabajo que reconoce la existencia de un estilo propio es de 1945 realizado por el arquitecto montañés Javier González de Riancho, que precisamente lo localizaba en el valle de Anievas y lo denominaba 'Hórreo Cántabro'. A partir de la reedición de su trabajo, la idea ahora es avanzar en ese sentido y dar forma a proyectos «ilusionantes» como el diseño de un camino que vertebre los pueblos con hórreos, a modo de Camino de Santiago, como dijo Pernía.
En la jornada participó Fernando Mora Rodríguez, arqueólogo de la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano, quien explicó que se están dando ya los pasos necesarios para que la «cultura del hórreo» sea declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial, prólogo de su declaración como Patrimonio de la Humanidad, el objetivo final de ese colectivo. Desde Asturias llegó Julio Zapico, uno de los maestros horreros más prestigioso de España, responsable de la recreación de las piezas del hórreo de Cotillo.
Además del alcalde anfitrión, estuvo el director general de Cultura y Patrimonio Histórico, José Antonio González Fuentes, y los alcaldes de Corvera de Toranzo, Mónica Quevedo, y Pesaguero, Enrique Sabaris, concejales y expertos en la materia.
También estuvo José Francisco Fernández Silió, presidente de la asociación Amigos del Hórreo Cántabro, el alma mater de la significación de los hórreos cántabros y promotor de la reconstrucción del de Anievas.
«La suerte que tuvimos es que hubo dos arquitectos a mediados del siglo pasado que se preocuparon por los hórreos: Javier González Riancho, que hizo un pequeño trabajo y fotografías de un hórreo de Villasuso, y Alfonso de la Lastra, que dibujó otro de la zona. Con esa documentación arrancamos el proyecto, pero no era suficiente», explicó Fernández Silió recientemente.
Por eso se pusieron en contacto con la Asociación de Amigos del Hórreo de Asturias «y nos encaminaron para la confección de los planos». Es entonces cuando conocieron a Julio Zapico, horrero asturiano «con el que hicimos diferentes estudios de los hórreos que quedaban en Cantabria». No les llevó demasiado tiempo, porque apenas quedan edificios como esos en pie. Y si hórreos prácticamente no quedan, horreros hay que ir a buscarlos cuando menos a Asturias.
La Asociación del HórreoAsturiano quiere que la «cultura del hórreo» sea Bien Inmaterial
En Cantabria se pretende diseñar una ruta que conecte los pueblos que cuenten con hórreos
Por aquella época trasladan sus intenciones al Ayuntamiento de Anievas. «Yo había podido preservar las últimas piedras del hórreo de Villasuso y peleé por recuperarlo, una lucha en la que se pusieron de mi parte el alcalde, Agustín Pernía, y el concejal Pedro González. Con ellos llevamos el proyecto al Gobierno regional y pudo salir adelante».
En 2021 se levantó el nuevo hórreo en Cotillo, no en el lugar original pero sí en «un lugar idóneo, junto a la carretera» que cruza el valle de Anievas y con terreno suficiente para dar forma a un proyecto que incluía un centro de interpretación del hórreo cántabro. «Lo que vemos es un hórreo atípico, que llama mucho la atención en varios sentidos, por ejemplo, la dedicatoria tallada en su frontal», apuntaba José Francisco Fernández Silió. 'Alabado sea el Santísimo Sacramento por siempre', reza la talla. Fernández asegura que dentro de la tipología del hórreo de Cantabria «el que tenemos restaurado es de alta gama, por decirlo de alguna forma, el Rolls-Royce de los hórreos».
Está claro que la importancia del hórreo no tiene precio, pero también es cierto que se puede cifrar para mayor gloria de esos singulares edificios. La reconstrucción del de Cotillo supuso una inversión de cerca de 50.000 euros. Y, según se hace mención en un proceso judicial fechado en el año 1604, se fijaba el precio de un hórreo en 3.000 maravedíes. Otra mención es de 1654, sobre otro hórreo tasado en 24 reales, «de lo que se puede deducir la importancia en aquella época de la posesión de un hórreo», decía Fernández Silió.
También tienen valor, y mucho. Tanto es así que en algunos lugares la noche de boda se pasaba en un hórreo, como símbolo de prosperidad. También representaba en muchos casos el poder económico o social de la casa junto a la que se levantaba.
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