«Con la excusa de los burros, perjudican al pueblo»

Así lo expone Magdalena Herrera, que habla como vecina e integrante de la Asociación Cultural Santecilla, desde donde llevan recogidas trescientas firmas en contra del proyecto. «Con la excusa de los burros, va a afectar negativamente al pueblo porque es el punto de partida para hacer más proyectos sobre esa zona que nos ha costado tanto conservar», apunta, mientras recuerda que ya hubo en su día un intento de instalar un campo de golf. «Lo paralizamos porque también fue para privatizarnos la costa, era terrorífico», recuerda. Desde la misma asociación, Patricia Herrera añade que ni ella ni el resto de vecinos se ven identificados con el proyecto. «Me parece muy bien que esté en Ávila, pero aquí, en Tagle, no nos representa para nada», expone. Y añade que lo rechazan «por el impacto ambiental y paisajístico», en base a la riqueza de los acantilados de Tagle.

Un valor que hace que, como dice el vecino Moisés García, allí se sientan «felices y contentos» con lo que poseen. «Incluso los que tienen fincas al lado no lo quieren, porque es un atropello», comparte.

Para muestra, la opinión de Miguel Saiz, propietario de una finca colindante, que cuando se enteró, le pareció «penoso que se quiera hacer un proyecto así aquí», desconfiando de que «vayan a venir a poner cuatro burros y luego a pasearlos». Él pertenece a Ecologistas en Acción Cantabria, como Ramón Sainz, quien defiende que un centro de interpretación del burro es algo «necesario», pero, «desde luego, no aquí, porque la afección ambiental es brutal».

Así, aplaude que existan en otras partes como Zamora o Córdoba, donde hay una relación directa de razas concretas con el lugar donde está situado el centro. Además, apunta que en cuanto a biodiversidad, se han contabilizado en la zona de Punta Ballota 160 especies diferentes de aves, «muchas de ellas protegidas», así como un brezo también protegido desde la Unión Europea.

La regulación comunitaria, por cierto, «prohíbe expresamente la iluminación de grandes extensiones de costa», lo que, en su opinión, choca con la cúpula transparente que se aprecia en los planos del edificio planteado.

Por estas razones, entre otras, a Tagle no le interesa contar con este negocio. «No nos aporta nada», defiende la presidenta de la Junta Vecinal, Rebeca Pernía, que insiste en el «perjuicio» que supondría para los vecinos, «sobre todo en el tema paisajístico y el impacto medioambiental».

En plena fiesta del pueblo, el 7 de septiembre, fue cuando Tagle conoció el proyecto a través del Boletín Oficial de Cantabria. Enseguida, la voz se corrió y hasta hoy, es el principal tema de conversación en la localidad.

En boca de todos, Muntjack S.L., empresa que está a la espera de que el asunto se trate en la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu). Previamente, el arquitecto del Ayuntamiento de Suances deberá emitir un informe completo, que el alcalde, Andrés Ruiz Moya, espera que sea negativo. Por su parte, los vecinos están expectantes por saber qué va a pasar con sus alegaciones. «Si son rechazadas y van a la Crotu, tendremos que volver a alegar, y si no, al juzgado», avanzan los vecinos.

Mientras tanto, el gerente de la empresa en cuestión, Manuel Pérez, defiende, como declaró hace un par de días a El Diario Montañés, los beneficios para la zona: la inversión de 600.000 euros para realizar la obra, la creación de entre seis y ocho puestos de trabajo directos y la generación de actividad económica en el pueblo, además de que está previsto que en el Centro de Interpretación del Burro se realicen terapias con estos animales para niños con distintas patologías, como síndrome de Down.