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La familia ha vuelto a su casa tras ser desalojados por el argayo en la zona. Nacho Cavia
Una de las familias de San Mateo recupera su hogar y la normalidad

Una de las familias de San Mateo recupera su hogar y la normalidad

Los Corrales de Buelna ·

El terreno no se ha desplazado en las últimas horas y eso ha permitido que se reduzca el radio de las viviendas desalojadas

Nacho Cavia

Los Corrales de Buelna

Miércoles, 30 de enero 2019, 19:12

Tres familias afectadas por el argayo de San Mateo de Buelna han vuelto a respirar y una de ellas ha recuperado ya la normalidad. Este miércoles José Manuel, Lucía y sus dos hijas pudieron volver a sus viviendas, con alegría y preocupación por lo que pueda pasar en el futuro. Ana María, Iker y Ana volverán en estos días, sin prisa. La otra vivienda es de una familia que no vive habitualmente en ella. Este miércoles recibieron una noticia que ni siquiera esperaban. Los técnicos municipales y el gabinete de ingeniería contratado por el Ayuntamiento determinaron a primera hora de la mañana que la evolución de la fractura del terreno no afectaba a los números 1, 2 y 3 del barrio del Calero, los suyos. Explicaron que en un nuevo análisis de las marcas colocadas el domingo no se habían detectado cambios significativos y que, en cualquier caso, el movimiento se dirigía más hacia la zona alta del barrio, por lo que las primeras casas quedaban fuera del perímetro de desalojo. Además, durante la mañana estuvo manando agua de esa fractura, una buena noticia empañada por las previsiones del tiempo para los próximos días.

De cualquier forma la Policía Local tomó los nombres y teléfonos de las familias que podrían regresar a sus hogares por si fuera necesario informarles de forma inmediata de nuevos cambios en la situación de la Peña de San Mateo.

José Manuel y Lucía intuían que la noche iba a ser larga si vuelve a llover con intensidad. Pero no querían esperar a regresar a sus casas, una decisión que sus hijas agradecieron especialmente. Como en el anuncio de la pizza, no querían salir de su casa y encontrarse en la de los abuelos sin Wi-Fi había sido un mazazo. Regresaron dejando en casa de los padres de José Manuel parte de lo que habían llevado el domingo, cuando fueron desalojados. Por si acaso.

Para el resto de vecinos, la Policía Local está habilitando horarios concretos para que los vecinos afectados puedan entrar en las viviendas acompañadas de agentes policiales para recuperar enseres que vayan necesitando.

La alcaldesa de Los Corrales de Buelna, Josefina González, se reunió el martes con las familias que necesitaban encontrar otra vivienda para hallar una solución individualizada a cada una, «un hogar donde podáis estar bien hasta que se pueda dar una solución definitiva». Con ella estuvieron los concejales de Obras y Urbanismo y Servicios Municipales, Luis Ignacio Argumosa Abascal e Isabel Fernández Quijano respectivamente. Cada familia expuso su situación y el Ayuntamiento puso sobre la mesa una solución: dos de las familias presentes podrían volver a sus casas (los propietarios de la tercera no viven habitualmente allí), otras dos podrían alquilar una vivienda pagada por sus seguros, a una será el Ayuntamiento el que pague el alquiler de un piso apalabrado durante esa reunión y dos han decidido esperar a que se les habilite una de las viviendas ofrecidas por el Gobierno regional en Arenas de Iguña.

La alcaldesa explicó que de esas últimas viviendas ninguna estaba a disposición inmediata de los vecinos de San Mateo. Había que colocar la cocina y, en su caso dar de alta la luz y el gas. Un tiempo mínimo de 15 días que a las familias desalojadas les parecía una eternidad. «Entendemos perfectamente vuestra preocupación, y por eso hemos decidido ir encontrando una solución individual a cada uno que se atenga a vuestras necesidades», dijo la alcaldesa.

En el transcurso de esa reunión los técnicos anunciaron los cambios en la delimitación de la zona de protección del barrio. Tres viviendas quedaban fuera, José Manuel, Lucía y Ana María estaban en la reunión y la alegría, la emoción se notó. Lucía no pudo contener las lágrimas. Al resto les costó. Los padres de José Manuel se alegraron por ellos como si fuera su casa la que estaba libre del desalojo. No era así, pero el Ayuntamiento les encontró otra solución a su gusto. José Manuel estaba contento también y especialmente por sus hijas: «cuando salgan del colegio se van a llevar la alegría del día», decía.

Mientras todos daban cuenta de su situación en la ventanilla abierta en el propio Ayuntamiento, la Policía Local se acercó al Calero para cambiar la cinta que delimitaba la zona de protección. En ese punto recordaron que el precinto valía para todos, vecinos y paseantes, «hay que respetarlo por seguridad», decía el responsable policial, Tomás Gutiérrez.

Preocupación por otro argayo en Coo

Fue el encargado de explicar que ahora mismo la preocupación del Ayuntamiento se centra también en otro gran argayo a la altura de Coo, un movimiento de tierra de unos 500 metros de caída en la zona de la Golpijera que ha cambiado el cauce del arroyo Regatón, con el riesgo que conlleva, dijo, para las poblaciones cercanas. Se ha encontrado maquinaria pesada para actuar ya en esa zona, «maquinaria que cada vez es más complicado encontrar tal y como está la región».

También se han retirado ramas y árboles de los cauces, especialmente en el puente de Somahoz, que tuvo que cortarse al tráfico para acometer esas labores.

Por su parte uno de los coordinadores de Protección Civil, Amando Ordorica, explicó que la preocupación por las posibles lluvias de los próximos días se centrará más en los argayos actuales y los que puedan surgir «porque ahora estamos notando la deforestación que hemos sufrido en los últimos años con graves incendios en nuestros bosques». En las últimas horas han trabajado en la restitución de la señal de televisión tras verse afectado por el temporal un repetidor y siguen trabajando en la evacuación de agua en muchos garajes subterráneos donde aún hay unos 40 centímetros de altura, decía. Y aunque todo puede pasar, apuntó que no se prevé que los ríos puedan desbordarse de nuevo, «ahora mismo están en niveles normales y estables».

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