«Hijuca, los hombres tenían las tabernas y las mujeres los lavaderos»

Una exposición organizada para conmemorar el Día de la Mujer y que versa sobre todo lo que conllevaba el acto en sí de ir a lavar en ríos, lavaderos y regatos, lugares de trabajo de las mujeres, pero también de socialización. Se podrá ver a lo largo de todo el mes de marzo y tendrá continuidad con la edición de un libro que ya está en imprenta y que lleva más allá los paneles, las fotografías, los testimonios y objetos que forman parte de esa muestra.

En la inauguración estuvo la consejera de Presidencia y de Obras Públicas, Paula Fernández Viaña, el director del Museo Etnográfico, Joaquín Rueda, los alcaldes de los valles de Iguña y Anievas, concejales, representantes de colectivos, protagonistas del trabajo de investigación y un centenar de vecinos de toda la comarca, interesados en el tema.

Iván García y Cruz Pardo, componentes del colectivo iguñés, explicaron que es «un trabajo construido entre mucha gente». Una historia que surgió hace un año «cuando fuimos a restaurar el lavadero de Santa Cruz. Allí nos preguntamos el por qué no reconstruir las historia de las mujeres que pasaron su vida lavando para la familia en fuentes, regatos, ríos y lavaderos», decía Cruz Pardo.

Dicho y hecho. Recogieron todos los testimonios posibles, recuerdos de mujeres sobre ese tiempo, incluyendo el hecho de ir a buscar agua a la fuente, «otra actividad de socialización». Hicieron decenas de entrevistas en profundidad a mujeres nacidas en las décadas de los 30, 40 y 50, recabaron fotografías (algo complejo por la dificultad de encontrar imágenes de esa temática en aquellos tiempos), y preguntaron entre los investigadores locales, José Antonio Ruiz de Bostronizo, César Rodríguez de Silió, Manuel Fernández de Las Fraguas. Incluso han hecho un censo de lavaderos de los dos valles, Iguña y Anievas, desenterrando algunos, como uno en Molledo, poniendo en valor otros, como el de Las Coteras, Bostronizo, San Vicente del Monte, Silió.

«Hay fotos impagables, como la de la mujer de Bostronizo llevando en los burros ropa, niños y equipo». Aportaciones de fotografías realizadas por una treintena de personas a las que añadir el apoyo decidido del director del museo etnográfico, el corraliego Joaquín Rueda, o de la Dirección General de Acción Cultural en la impresión de los paneles.

En la Antigua Cooperativa esos 35 murales donde prima la fotografía se acompañan de testimonios, de objetos imprescindibles como la banquilla, el balde, la ropa, el tendal, una «exposición muy completa», decía Cruz Pardo.

Puso énfasis en algo importante, el respeto a la forma de expresarse de las entrevistadas. «Hemos transcrito tal cual cómo lo contaban, porque creemos que sería una falta de respeto cambiarlo por algo más académico. Además, así nos llega mucha más información».

Todo ello se incluye en un libro complementado con más material recopilado. Unas 180 páginas en dos apartados, ir a buscar agua a la fuente y, sobre todo, ir a lavar la ropa. «Se cuenta quién lavaba, dónde lavaban, las familias con mayor poder económico que lavaban en casa, cuándo lavaban (porque los domingos eran sagrados), qué ropa se lavaba (era público y había recato en lavar la ropa íntima), cómo y con qué lavaban, el momento de 'poner la ropa al verde', las primeras lavadoras en los años 70, los problemas de salud que acarreaba ese trabajo y, especialmente, su carácter como espacio de socialización». Como señalaban muchas de las entrevistadas «hijuca, los hombres tenían la taberna y las mujeres los lavaderos, era una escuela de mujeres, allí las jóvenes aprendían a vivir».

Organizada en el marco de un trabajo de investigación sobre el papel de la mujer en la sociedad tradicional del Valle de Iguña, la muestra se podrá ver hasta el 9 de abril, de martes a jueves de 11 a 13 horas; los viernes y sábados de 11 a 13 horas y de 17 a 19 horas; y los domingos de 11 a 13 horas.