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Ovnis en Altamira
LEYENDAS DE AQUÍ ·
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LEYENDAS DE AQUÍ ·
En los setenta se interpretaron como platillos volantes algunas pinturas rupestres de Santillana y Puente Viesgo¿La Colegiata? Sí, claro que les puedo indicar cómo se va: sigan recto hasta la pirámide del Águila y la Parra y al llegar a la esfinge de Don Borja gire a la derecha y siga después la calle hasta encontrarla a su izquierda». Esta conversación nunca existió, pero pudo faltar poco, porque antes de que Planet Comic comenzara a publicar álbumes de invasiones extraterrestres, los cántabros de Altamira ya habían tenido sus propios encuentros en la tercera fase hace 15.000 años. Eso es al menos lo que se deduce de algunas de las pinturas de las cuevas de Altamira, que por cierto descubrió, lo que se dice descubrió, Modesto Cubillas, y no Marcelino Sanz de Sautuola ni su hija María.
Además de la bóveda de los bisontes, el complejo prehistórico ha dejado infinidad de muestras de arte rupestre, entre ellos una serie de dibujos que demuestran, los contactos del homo sapiens del Magdaleniense con civilizaciones extraterrestres. O, dicho de otro modo, pinturas que narra avistamientos ovni en los albores de la civilización. Al final, si las pirámides las construyeron los extraterrestres, por qué los primeros habitantes de Altamira tuvieron que ser menos y no tener un encuentro extraterrestre.Solo que en este caso no hicieron ellos mismos las pinturas, sino que las inspiraron. La mera insinuación arranca el escepticismo de cualquier profesional acreditado que haya estudiado el yacimiento, pero siguiendo el modelo de las leyendas urbanas, o a Hearst en la guerra de Cuba, no permitamos que el rigor prehistórico arruine una buena leyenda no urbana, sino rupestre.
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El asunto es que algunas de las pinturas menos conocidas Altamira, más antiguas y en una zona diferente a los bisontes, representan objetos esquemáticos que se prestan a cualquier tipo de interpretación. Y entre la infinidad de figuras que pueden recrear están los platillos volantes, tan grabados en el imaginario colectivo a través de los cómics, en primera instancia, y el cine de serie Z más adelante. Una imagen que impusieron, por cierto, una mala interpretación sobre objetos «que oscilaban como un platillo al golpear el agua» que derivó en «platillos volantes» y llegó a los álbumes pulp.
La existencia de las pinturas está absolutamente contrastada, cierto, pero no es menos cierto existen tener infinidad de interpretaciones diferentes al fenómeno ovni. ¿Por qué entonces esa teoría? El asunto parte de unas afirmaciones de Antonio Rivera i Jordà (Barcelona, 1920-La Garriga, 2021), uno de los popes de la ufología española que partía además de la perspectiva ya abandonada de que los artistas del Paleolítico solo trabajaban el realismo. Se trata, efectivamente, de uno de los pioneros, anterior a JJ Benítez, que en la línea del francés Aimé Michel (Saint-Vincent les Forts, 1919-1992), que veía ovnis en todo el arte rupestre galo, y del suizo Erich von Däniken (Zofingen, 1935), que interpretaba como bombillas algunos símbolos de los jeroglíficos egipcios, buscaba coincidencias o explicaciones extraterrestres en las culturas antiguas.
Así, quiso interpretar la presencia no solo en Altamira, sino también en Puente Viesgo, en las Cuevas de El Castillo y Las Chimeneas –lo mismo dice de un buen puñado de yacimientos franceses– de platillos volantes dibujados en las bóvedas. Por supuesto, las visitas guiadas y el Instituto Internacional de Prehistoria de Cantabria obvian esta hipótesis a los privilegiados que pueden acceder a las contadas visitas a la cueva original.
Los prehistoriadores no han conseguido interpretar con certeza con qué se corresponden estas figuras, y quizá no se pueda ir más allá de las especulaciones, pero entre todas ellas la de los ovnis es la más disparatada. En el caso de Altamira, se trata en muchos casos de símbolos claviformes o simples líneas curvas y círculos con infinidad de posibles significados. Esos dibujos esquemáticos se pueden corresponder con signos sexuales, algún primitivo modo de conteo o expresión o un modo de fijar datos. Para hablar de ovnis bien podían haber dibujado un bisonte abducido por una nave extraterrestre, pero no lo iban a poner tan fácil, que destreza les sobraba a aquellos primeros artistas, pero por lo que fuera no quisieron ponerlo tan sencillo.
Lo que sí se sabe con certeza es que, al menos en el caso de Altamira, los símbolos se corresponden con las decoraciones más antiguas del yacimiento. Tanto que igual ni siquiera los extraterrestres habían perfeccionado aún la técnica piramidal. A cambio, puede que dejaran también los planos para una colegiata, la Torre de Don Borja, la Torre del Merino y el Palacio de los Velarde. Que se construyeron unos cuantos milenios después; cierto, pero ya se sabe lo lento que va ese asunto de las licitaciones. Además, si las piezas tardan lo que tardan en llegar de Alemania, imaginen de Alfa Centauri.
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