Batalla política por el tomate de Cantabria

Por eso en esta edición ha pasado a denominarse Festival del Tomate de Bezana, mientras que Del Piñal ha decidido llevar su Festival del Tomate Antiguo al municipio de Polanco. La coincidencia ha querido que ambos celebren sus actos centrales este sábado. El también exlíder regional de Podemos, que desde que dejó la política se dedica profesionalmente a la organización de eventos –trabaja sobre todo para ayuntamientos de Cantabria–, explica que su intención y la del resto de personas que de forma voluntaria organizan este evento era mantenerse en Bezana, pero «ha sido imposible» por la actitud del nuevo equipo de Gobierno PP-Vox. Y muy especialmente, de la nueva responsable de Turismo, Manuela Bolado.

«Este es un proyecto que sale de un vecino de Bezana, no del Ayuntamiento, aunque es verdad que siempre ha colaborado. El año pasado ya había cambiado el color político del Consistorio, pero aun así se hizo. Lo que ha ocurrido este año es que el Ayuntamiento quería hacer una feria con un espíritu distinto al que nosotros defendemos. Ya no distinto, sino contrario al que ha tenido hasta ahora la feria», explica Del Piñal. Se refiere a la entrada en el festival de Bezana de tomates industriales y variedades hidropónicas, algo que supone una «prostitución» del proyecto.

El exconcejal asegura que su intención y la del resto de personas que hasta ahora venían organizando la feria –subraya que el Ayuntamiento pagaba las facturas y se encargaba de conseguir los permisos, pero que el trabajo lo ponían unos voluntarios que siempre salían perdiendo dinero– era seguir en Bezana, pero no ha sido posible por la negativa de la nueva edil de Turismo. Además, del Piñal añade que existe un interés político y personal en cambiar el formato.

«Bolado intentaba que lo organizara una empresa afín y no nosotros. Una empresa recién creada por una amiga suya, multiplicando por seis» el presupuesto de años anteriores. «Nosotros le ofrecimos la marca si respetaba el espíritu de la feria, pero se rio de nosotros. Y no estamos dispuestos a que una empresa haga negocio con nuestro trabajo como voluntarios», concluye. Por último, asegura que no registró la marca a su nombre con la intención de organizarla desde su empresa una vez que dejó la política, sino para evitar que nadie se apropiara de la idea. Y que lo hizo él y no otro compañero de la organización porque era la persona «encargada del papeleo».