![La hermana del pescador segoviano fallecido en San Juan de la Canal: «La naturaleza era su pasión»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/07/04/julio-cubo-kTXC-U2006891611594bE-1200x840@El%20Norte-khKG-U200694940633xbE-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Carlos Álvaro
Segovia
Martes, 4 de julio 2023, 13:42
Llevaban en San Juan de la Canal (Santa Cruz de Bezana) varios días. El sábado, a la caída de la tarde, como había hecho en muchas ocasiones, cogió las cañas y la chistera, la mochila con el bocadillo y se fue a pescar. El paraje ... era escarpado, rocoso, y la mar estaba brava porque las olas golpeaban con fuerza bajo sus pies. Un mal paso, un resbalón, un accidente al fin, y el día acabó en tragedia. Sus amigos lo habían llamado para que acudiera a cenar con ellos, pero les dijo que se quedaría media hora más. Las horas pasaron, y como no volvía ni contestaba al móvil, empezaron a preocuparse. El domingo por la tarde, la patrullera de Salvamento Marítimo rescataba en Cabo Mayor el cuerpo sin vida de Pipo. Había muerto practicando una de sus grandes aficiones: la pesca.
«Era un enamorado de la naturaleza y de los animales. Pescaba, iba a setas, conocía cada rincón del pinar, el monte, la sierra... Había heredado de nuestro padre una afición que le hizo muy feliz. No era la primera vez que pescaba en ese lugar. Y a veces iba con pescadores de la zona, señores mayores, experimentados, a los que conocía bien. Por lo que nos ha dicho la Guardia Civil, debió de ser un resbalón», cuenta Laura, hermana de Julio César Cubo Martín, el segoviano de cuarenta años que el sábado por la noche perdió la vida en la costa cántabra mientras pescaba.
Pipo, como llamaban cariñosamente a Julio sus amigos, conocía el medio natural palmo a palmo. A Cantabria llevaba yendo varios años, pero la provincia de Segovia era su gran pasión. «Conocía todo. Podías hacer con él las rutas más complicadas. El paso invernal de la Mujer Muerta lo hemos hecho en varias ocasiones... Y tenía un control asombroso. Trabajó de forestal y desde hace ya unos años se dedicaba a la jardinería. Se sabía todos los nombres de las plantas en latín. Igual que las setas. En otoño, no perdía la ocasión de ir al pinar a recoger níscalos y boletus. Como nuestro padre es de Nava de la Asunción, ha ido mucho por allí, por los pinares, a coger setas. Y de pesca ha ido con mucha frecuencia. Hace unos días pescó un congrio de tres kilos que mi madre tuvo que repartir entre varias vecinas porque era imposible guardarlo en la nevera. La naturaleza era su gran pasión y tenía recursos sobrados para sobrevivir en un medio hostil, conseguir víveres si no los tenía y esas cosas. Jamás se perdía porque tenía un sentido de la orientación muy grande e interpretaba perfectamente los mapas. De hecho, ha participado en batidas de búsqueda cuando se perdía alguien. Recuerdo que estuvo en una operación en la zona de Navafría. El oficio de jardinero lo aprendió con mi hermano mayor. Con él empezó cuando tenía dieciséis años. Sabía talar en altura, imprescindible para podar palmeras, por ejemplo. Para el Ayuntamiento de Barcelona trabajó durante un tiempo», recuerda su hermana.
Soltero y sin hijos, Julio era el menor de cuatro hermanos. La familia siempre ha vivido en Nueva Segovia, en los bloques que circundan la plaza Mester de Juglaría, los primeros que se construyeron en el barrio. Nació en el año 1983 y estudió en el colegio Cooperativa Alcázar porque Nueva Segovia todavía no tenía sus colegios construidos. «Era alegre, divertido, cariñoso, generoso. Quería muchísimo a sus sobrinos, y a todos nos ha llevado alguna a vez a la naturaleza. Estaba enamorado de la naturaleza».
El mazazo de la inesperada muerte de Pipo ha sido descomunal para sus padres, Aurelio y Mari Paz, sus hermanos, Óscar, Sandra y Laura, y sus cuatro sobrinos. También para la infinidad de amigos que deja en Segovia y en otros lugares, entre ellos José y Antonia, con quienes estaba de vacaciones en San Juan de la Canal. Durante las últimas horas, las redes sociales se han inundado de mensajes de condolencia. Nadie da crédito a lo ocurrido. Julio era un hombre joven lleno de vida, ilusiones y proyectos. «Muy poca gente sabe que se llamaba Julio César. Sus amigos sí, pero le decían Pipo, de siempre. Para José y Antonia ha sido un 'shock'. No podían articular palabra. Lo que desconozco es si el grupo era más amplio. Estuvieron horas buscándolo, de madrugada, por la mañana, durante el día, en la playa... Lo echaron de menos a medida que pasaban las horas y no volvía al 'camping'. Lo llamaban y no cogía el teléfono. El domingo, cuando llegó la noticia de que habían encontrado el cuerpo, tuvimos que tener cuidado con mi madre y la sacamos del barrio, donde vuelan las informaciones. Tiene 79 años y está recién operada del corazón. Sabe lo que ha pasado, pero debemos tener cuidado. Estamos todos muy afectados».
El funeral por el eterno descanso de Julio César Cubo Martín ha tenido lugar hoy, a las 9.00 de la mañana, en la capilla del tanatorio segoviano San Juan de la Cruz. Después, su cuerpo ha recibido sepultura en el cementerio del Santo Ángel de la Guarda. Pipo ha dejado una huella muy profunda entre los suyos. Su queridísimo barrio de Nueva Segovia lo recordará siempre.
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