![Alday: Un oasis entre el asfalto](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202008/23/media/cortadas/alday%20(3)-kM7F-U1101122479143rG-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Antes de que los naturalistas pusieran en marcha su recuperación definitiva, allá por 1992, todo el terreno que hoy ocupa la marisma de Alday, a caballo entre Camargo y Santander –aunque perteneciente al primero–, estaba lejos de ser un refugio agradable para los seres ... vivos de la zona. «Era un fangal absoluto, un espectáculo de degradación». Juanjo Paredes, presidente de la Escuela de Medio Ambiente de Camargo, se queda prácticamente sin calificativos cuando es preguntado por aquella postal presa de los vertidos. Han pasado 28 años desde que la restauración de esas 75 hectáreas recogidas entre autovías, líneas de tren y gigantes comerciales permitiera imaginar no sólo un hábitat fundamental para una gran diversidad de aves sino un destino al alza para muchas familias y amantes de la naturaleza. Le gusta decir que es «un milagro», como un oasis entre el asfalto.
La tarjeta de presentación que ahora ofrece esta llanura intermareal es bien distinta. Porque la marisma de Alday no es un refugio y un lugar de estancia temporal únicamente para la fauna alada, no. Su naturaleza y condiciones tan excepcionales en mitad de la vida urbana y el estrés la han convertido en un lugar de visita importante –y, sobre todo, sorprendente– para niños, mayores, deportistas o aficionados a la naturaleza. «No teníamos ni idea de que teníamos esto aquí», reproduce Paredes, recordando uno de esos comentarios invariables de los turistas cuando asisten al dominio de los juncos, carrizos, sauces o avellanos.
Se acerquen en bicicleta, de paseo o con el carrito del bebé, todos pueden disfrutar del amable recorrido que ofrece el humedal, en verano –como vienen aprovechando muchos en este año tan atípico–, primavera o en invierno, donde la reserva hospeda a muchas aves migratorias:«Diversos ánades, como el pato cuchara, ánade friso y real;limícolas, como el combatiente o el archibebe claro; o garzas, como la garza real o imperial. También es destacable la presencia de espátulas, así como la del pez espinoso, especie amenazada, y, por tanto, elemento singular de Alday», enumera el presidente del centro, acompañado durante el paseo por la educadora ambiental Laura Dorado y el presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre, Carlos Sánchez, entidad fundamental al hablar de la recuperación de este espacio.
Son ellos quienes, en colaboración con el Ayuntamiento de Camargo, han logrado nutrir las visitas todos los años, ya sea desde el punto de vista educativo a través de recorridos escolares, paseos libres o campañas para ornitólogos. Todos estos perfiles «funcionan muy bien», como declara Paredes antes de subrayar la importancia de formar parte del marco 'Life Anillo Verde' de la Bahía de Santander, las rutas de 'Camargo en marcha' «e incluso los paseos permitidos sólo en el municipio con motivo del confinamiento, todas ellas buenas oportunidades de divulgación de cara al turismo respetuoso». Aquellos interesados en estas visitas pueden contactar con la fundación vía telefónica (679181472).
Si la recuperación de la marisma de Alday se debe al apoyo del Ayuntamiento de Camargo y los trabajos in situ de la Fundación Naturaleza y Hombre, conservar su buena salud queda en manos de todos. Ahí están los trabajos de conservación y mantenimiento que se efectúan cada año, así como todas las iniciativas que se impulsan desde la Casa de la Naturaleza, «uno de los primeros centros de interpretación que se crearon en Cantabria», como subraya el responsable. Cabe recordar que este humedal es sólo un vestigio de lo que un día fue una marisma mucho más grande.
Como hace 28 años, los nuevos retos siguen en la agenda. Está el control de las plantas invasoras, desde el plumero hasta la chilca –Baccharis latifolia– y la Ludwigia; pero también otros que no han cambiado tanto. «Es preciso mejorar la infraestructura de uso público del humedal y recuperar nuevas zonas, que precisan de actuaciones, aumentando así su extensión», recuerda el presidente de la Escuela de Medio Ambiente de Camargoantes de acentuar una máxima fundamental:«Compatibilizar el desarrollo socioeconómico con la conservación del medio natural».
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