Camargo sabrá en otoño si Madrid paga la ampliación de la Marisma de Alday

Con todo, el optimismo sigue muy presente en la concejalía de Medio Ambiente. Volcado en este ambicioso plan para maximizar la capacidad del lagunar y achicar al máximo las flaquezas del municipio en materia de inundaciones, el departamento de María José Fernández ha unido fuerzas con el Ayuntamiento de Santander -en cuyo terreno también se encuentra la reserva- para precisamente aumentar sus posibilidades en esta partida de ayudas, pensada expresamente para escuchar ideas contra el riesgo de inundación en los entornos urbanos y, como tal, «hecha a medida» de los intereses de 'Marisma de Alday: Un humedal protector', nombre de la iniciativa.

La mirada ambiental y científica de la FNyH y el IH también juega un papel fundamental en dichas aspiraciones, tan pendientes del almacenaje del lagunar como en su valor ambiental para los vecinos, su fauna y su flora. Ahí están todas las contribuciones que, al margen de tormentas, hacen de este un proyecto multidisciplinar y polifacético, desde la repoblación de diferentes de árboles y flora en general -sauces, alisos, laureles, madroños...-, la lucha para poner cerco a las especies invasoras en el ecosistema -con la 'cortaderia selloana' como gran enemiga a abatir- hasta la ampliación de los senderos actuales a toda la zona de actuación. La coalición de gobierno ponderaba esas dos caras la semana pasada: «Ayudará a solucionar un gran problema», decía la alcaldesa, Esther Bolado; «ampliará el espacio público para los vecinos», aportaba el edil Eugenio Gómez.