Camargo valora las opciones urbanísticas para recuperar la Avenida de Cantabria

Los cristales rotos, las grietas, los letreros desaliñados o la conquista de las enredaderas sobre unas fachadas cada vez más grises conforman la carcasa de esta fila de moradas en vías de destrucción. El interior reserva augurios mucho peores. «Espero que hagan algo con estas casas. Deberían», declaraba ayer por la mañana Antonio Pérez; «ha devaluado mucho la zona», lamentaba María Hoyuela; «un día habrá un incendio y arderá toda la calle en fila», auguraba Dolores Salgado segundos antes de abrir la puerta de su portal, apenas a unos diez metros de la decadencia.

La situación de este tramo de la Avenida de Cantabria preocupa a los vecinos y también al Ayuntamiento de Camargo, con planes de diseñar un lavado de cara que marque la diferencia en el entorno de aquí a los próximos años. El equipo de gobierno deja claro que estos cambios no se van a producir de la noche a la mañana precisamente, pero sí avanza que está estudiando «dos opciones urbanísticas» para adecentar estos edificios, favorecer el resurgimiento de la actividad en la zona y devolver un poco de vitalidad a una acera que, en su día, constituyó unos de lo núcleos de ajetreo más atareados del centro urbano de Camargo.

El Ayuntamiento insiste en que la ejecución de estos planes no será inmediata, ni mucho menos. Por el momento, los técnicos municipales se afanan en analizar la viabilidad de estas dos alternativas y evaluar cuál de ellas es «la mejor y la más rápida», como avanzan. De momento no lo tienen claro y, de hecho, prefieren no desvelar demasiados detalles hasta que todas esas consultas queden precisadas y exista un borrador claro para el futuro de la Avenida de Cantabria.

Ese orden de prioridades no evita que el clamor vecinal a cuenta de este asunto llegue a oídos del Ayuntamiento, igualmente preocupado y testigo de un deterioro que, sin la colaboración de los dueños, es difícil revertir. Ese es otro de los puntos de partida básicos para ponerse a trabajar de manera concreta: conseguir hablar con los dueños de estas viviendas y encauzar una solución razonable junto a ellos.

El equipo de gobierno viene intentando contactar con los propietarios de las casas en estos últimos años. Y no con mucho éxito. De entrada, este proceso ya está siendo un auténtico dolor de cabeza. Muchas veces, la persona que descuelga el teléfono es un heredero de otro heredero de quien fue heredero en su día, y eso cuando alguien responde a la llamada. «Los procedimientos simplemente para localizarlos son eternos», lamenta la alcaldesa de Camargo, Esther Bolado, agradecida a las recogidas de firmas de los vecinos: «Son un respaldo para el Ayuntamiento a la hora de reclamar a la propiedad que lo tengan en buen estado».

El estado de los números seis, ocho y diez de la Avenida de Cantabria ha generado suspiros más que de sobra entre los vecinos y comerciantes, pero también reacciones entre algunos de los grupos políticos con y sin representación en el valle de Camargo.

Una de las más recientes llegó hace pocas semanas en boca de las delegaciones municipales de Izquierda Unida y Podemos, en un comunicado en el que instaban al Ayuntamiento «a tomar una solución definitiva para el grave problema de inseguridad que representan los edificios abandonados» de esta zona. Unos años antes, a inicios de 2017, el «deterioro» de estas casas salía a colación de la mano de David Acosta, entonces portavoz municipal de la Agrupación de Ciudadanos de Camargo.