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LEYENDAS DE CANTABRIA ·

Una furgoneta blanca recorrió Maliaño secuestrando menores para robar sus órganos y aún hoy lo hace en otros lugares

Aser Falagán

Santander

Sábado, 15 de octubre 2022, 07:39

Maliaño, principios de los noventa. Bien pasado el mediodía. Han terminado las clases y los colegios abren sus puertas. Como en todo Camargo. Como en toda Cantabria. Como en todas partes. Los padres se hacinan junto a las puertas de las escuelas para recoger a sus niños. Las madres, sobre todo, que es principios de los noventa. Atascos. Hay que dejar y recoger a los niños en coche hasta la misma puerta, no vaya a ser que se cansen andando. Hay quien no aparca dentro del aula porque físicamente no puede. Embotellamientos. Bocinas. Coches sobre las aceras. Rutina.

Nada nuevo en cualquier ciudad o en cualquier pueblo algo después de mediodía, la final de las clases. Solo que esta vez el celo está más justificado. Lo de la vagancia y no poder andar unos metros, ya tal, pero conviene tener a los niños bien vigilados. Se ha oído comentar que una furgoneta blanca ronda por la zona. Ya la han visto en otros lugares y el resultado ha sido siempre el mismo: secuestrar a algún menor para robarle los órganos.

Lo mismo ha ocurrido en un comercio de Torrelavega, solo que en ese caso han intentado secuestrar a una mujer en los probadores. Al final los nervios de su novio por no verla salir terminaron desbaratando el plan, pero cuando la encontró estaba ya maniatada y lista para ser secuestrada; para robarle un riñón o quizá todos los órganos.

Al parecer una mafia de tráfico de órganos de seres humanos trafica en Cantabria y utiliza distintas tretas y mecanismos de secuestro. El resultado siempre es el mismo: se duerme a la víctima, se la somete a cirugía para extirpar la víscera que corresponda, se la cose y, antes de que despierte, se la devuelve a un lugar cercano al del secuestro. Al menos es una mafia considerada: pudiendo utilizar todos los órganos, se conforma con el botín suficiente para que la donación no signifique la muerte.

El caso es que una madre ha oído, o ha oído a alguien que lo oyó, que una furgoneta blanca ronda por las escuelas del valle a la caza de menores. Ya en algún sitió se encontró a un niño que tras unas horas desaparecido apareció aturdido, con una visible y dolorosa sutura y sin un riñón.

Desde hace ya unos días, padres y madres aleccionan bien a sus hijos. No se quedan ya en lo de no hablar con desconocidos, sino que les advierten sobre la banda de secuestradores. Cualquier coche blanco, a poco tamaño que tenga, resulta sospechoso. Si antes los atascos eran una constante antes de la hora de comer, ahora son hasta bienvenidos. La furgoneta blanca no podrá actuar.

Al cabo de unos días no ha ocurrido nada. Tampoco a las semanas. La tensión se diluye y regresa la normalidad, si al tráfico a la salida de un colegio se le puede llamar normalidad. Ya nadie se acuerda de la furgoneta blanca ni, por supuesto, no ha habido secuestros ni otros sucesos que lamentar.

Aquella fue solo una leyenda urbana que viajó por Cantabria como lo hacen esos cuentos de ciudad en ciudad y de país en país, apoyadas en la credulidad de la gente, las ganas de hacerse el enterado o el afán moralizador. Alimentadas por la psicología del rumor.

No fue Maliaño el primer lugar en el que se contó ni murió tampoco en aquellos años noventa, sino que se ha mantenido muy viva hasta la actualidad. Incluso a través de WhatsApp, donde en 2017 se viralizó exactamente la misma historia narrada por la voz de una mujer. Los grupos de padres y madres, una forma muy diferente y esta muy real de pesadilla, se revolucionaron en cadena.

El audio, transcrito por Diario Sur, decía así: «Hola, familias. Quería compartir con vosotros una información que a algunos quizá les afectará y a otros no tanto, porque yo no sé quiénes son de Rincón de la Victoria y quiénes son de Málaga, por lo que lo comparto con vosotros en general. Al parecer en Rincón de la Victoria estamos en Alerta Roja con el tema de secuestros de niños. Hay al parecer un grupo de cuatro rumanos que van con furgoneta blanca y están intentando secuestrar a niños de entre 7 y 15 años. Eso no significa que los más chiquitines no estén en peligro. El viernes mismo, en uno de los parques de Rincón de la Victoria que se llama Huerta Julián, han intentado llevarse a un niño, quitándoselo por la fuerza a un abuelo, pero por lo que sea el abuelo reaccionó pronto y deprisa y no pudieron». En medio del mensaje lanzaba una advertencia: «No es una broma, no es un bulo de WhatsApp o de Facebook, como hay tantos». Spoiler: Como el de Torrelavega, sí que lo era. De hecho, no solo lo rocambolesco de la historia, sino la 'excusatio non petita' debían haber hecho sospechar.

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