Clavo Food Factory invertirá en Campoo cinco millones y la mayoría de mano de obra será local

La adquisición por la empresa Clavo Food Factory, actualmente con otras dos fábricas en Caldas de Reis (Pontevedra) y en Tordesillas (Valladolid), de las instalaciones de una conservera que se especializó sin éxito en chovas -un sucedáneo de las anchoas-, representa una bocanada de aire fresco para una comarca con un elevado índice de paro, con un problema de éxodo de la población joven a ámbitos urbanos con más posibilidades y salidas, marcada por la crisis siderúrgica, por los proyectos -históricos y baldíos- de aprovechamiento turístico del embalse del Ebro, por un sector primario en decadencia y por la inestabilidad y estacionalidad de un turismo de esquí en Alto Campoo que no logra aminorar la brecha competitiva de este destino.

Este proyecto liderado por Nicolás Lara, CEO y miembro del equipo fundador de la compañía, permitirá a Clavo Food Factory, especializada en congelados, refrigerados, conservas y elaboraciones 'de quinta gama' (listas para consumir), crecer a partir de una posición privilegiada en el momento actual, con una facturación de 50 millones de euros, 400 trabajadores y presencia en el mercado nacional e internacional.

La inversión prevista inicialmente para la nueva fábrica se cifra en algo más de cinco millones de euros y se contempla que la mayoría de la mano de obra, salvo aquellos puestos cualificados que requieran profesionales especializados y con experiencia, será local y comarcal.

Para abordar esta inversión, Clavo Food Factory recurrirá a fondos propios pero también presentará el proyecto a la línea de ayudas del Gobierno de Cantabria específica para la instalación de nuevas empresas en la región. De hecho, representantes de la compañía gallega ya han mantenido los primeros contactos con altos cargos del Ejecutivo regional, en concreto con la Consejería de Desarrollo Rural, departamento que dirige Guillermo Blanco, desde el que se tratarán de agilizar los procesos para que la fábrica pueda ponerse en marcha lo antes posible.

El consejero aseguró ayer que la llegada de esta empresa «es una gran noticia». En este caso, además, «la industria se instala en una parte del territorio castigada por el despoblamiento, lo que es doblemente bueno para Cantabria». «Para la comarca de Campoo este proyecto va a suponer una importante inyección de actividad y trabajo, muy necesario para su dinamización y desarrollo», señaló Blanco que indicó además que «la empresa viene avalada por una amplia trayectoria en el sector, un proyecto de carácter familiar pero con una gran dimensión lograda con el tiempo y la experiencia».

«Estamos seguros de que este proyecto va a ser bueno para nuestra región y va a sumar en el panorama agroalimentario de Cantabria, ya que tiene un gran potencial en el campo de los productos agroalimentarios de valor añadido», subrayó el consejero, que dejó claro que desde el Gobierno «estaremos apoyándolos en todo momento para que encuentren en nuestro territorio un ecosistema óptimo para su implantación y desarrollo».

En relación a las ayudas a las que podría optar esta compañía, se pueden mover entre el 18% y el 20% de la inversión, por lo que se puede cuantificar en alrededor de un millón de euros. Quienes han podido conocer el proyecto, apuntan a la seriedad y profesionalidad de sus impulsores; a Calvo Food Factory le avala una trayectoria de constante crecimiento y de innovación desde 1985.

Respecto a los plazos para iniciar la actividad, estos pueden ser reducidos dado que la edificación reúne las características necesarias y ya ha funcionado como empresa agroalimentaria. No obstante, para cumplir la legislación vigente, los promotores precisan ahora realizar un estudio del suelo, ya que este polígono, en cierta medida, se planteó con rellenos de escorias de las anexas factorías siderúrgicas. En el mejor de los horizontes, los planes pasan por iniciar la producción a finales de este mismo año. Si previamente es necesario abordar tareas de saneamiento del suelo, la inauguración podría demorarse unos meses e ir al primer semestre de 2023. Entre tanto, la factoría se dotará de una moderna maquinaria, algo que ya caracteriza las otras fábricas de Clavo en Galicia y Castilla y León.

Al igual que la prevista creación de dos centenares de puestos de trabajo ha generado grandes expectativas, el hecho de que el proyecto contemple una especialización en referencias en las que el ingrediente principal sea la carne ha despertado el interés del sector ganadero. Uno de los motivos que han decantado la opción de Reinosa también ha sido la posibilidad de disponer de proveedores cárnicos de proximidad y de calidad, algo que revitalizaría con mucha probabilidad el matadero de Reinosa.