«Lo estábamos deseando, era necesaria»

En cuestión de media hora la carretera volvió a estar cubierta de nieve. Los copos borraron de un plumazo el rastro del trabajo de la máquina quitanieves. «Ahora es cuando más ha caído», reconocía Carmen Ruiz, asomada a la puerta del mesón Ventorrillo, ubicado en Pesquera, uno de los municipios cántabros que ayer amaneció cubierto por un manto blanco. El reloj marcaba ya las 14.00 horas y la nieve caía con especial intensidad para dibujar una estampa «muy bonita» que «hace ilusión», añadía. Y, sobre todo que hacía «mucha falta» porque genera movimiento en la localidad. Por eso recibieron la nevada con una sonrisa, aunque también sorprendidos porque «no esperábamos que fuera a caer tanto», reconocía. Un punto que corroboró su marido, Eusebio García, desde el otro lado de la barra: «Hacía tiempo que no caía así a esta altura».

Para ellos el primer día de nieve se traduce en una jornada tranquila y sin comidas. Las visitas empiezan a llegar cuando el temporal amaina y empiezan a acercarse familias que salen en busca de nieve. Así que ayer hubo poco movimiento. Hasta allí se acercó Pedro Velasco, vecino de Rioseco que también celebró la nevada: «Ya lo estábamos esperando, era necesario que cayera», comentaba a la salida del local. «Esto nos viene muy bien porque había una sequía terrible». Ahora la vista está puesta en el resto de la semana porque, según la previsión, seguirá nevando «y esperamos que caiga más», añadía.

Con esas mismas ganas recibieron la nevada también en Reinosa. «Al fin ha caído», exclamaba Juan Carlos Novoa. Aunque para el vecino estos primeros copos «llegan tarde» porque llevaban tiempo esperándolos. La nieve «da vida a todo el pueblo», subraya. No solo abre las puertas a la llegada de centenares de personas que suben a la estación de Alto Campoo, también atrae numerosas visitas que generan «riqueza para muchos negocios» de la zona que viven del paso de curiosos, explicaba el alcalde, José Miguel Barrio, quien aprovechó la mañana para dar un paseo.

La cafetería El Ebro es, por ejemplo, uno de esos establecimientos que se beneficia de la gente que llega en busca de nieve. Así que allí esperan que la estación esté lista pronto y que eso les permita ocupar las camas disponibles. Y es que nadie se quiere perder la nieve. Como Verónica Heredia, de Colombia residente en Santander, que aprovechó la visita de unos amigos para acercarse al municipio y disfrutar de una imagen que no habían visto nunca.

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