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Unas extrañas luces iluminaron el cielo de Cantabria en un misterio que no era tal, sino un servicio de conexión a internet

Aser Falagán

Santander

Domingo, 29 de octubre 2023, 02:00

Principios de octubre. Todo está tranquilo en Cantabria. O eso parece, pero en realidad algo extraño sucede. En la claridad del cielo nocturno se observan unos extraños focos. De pronto, el cielo de Campoo está decorado por unos inesperados centinelas, una procesionaria luminaria que recorre el firmamento de la Montaña. Apenas ha terminado de oscurecer; apenas han pasado unos minutos de las nueve de la noche, pero el espectáculo es formidable. Se observa en muchos lugares, entre ellos Rocamundo, un pequeño pueblo o barrio, como se prefiera, a menos de tres kilómetros de Polientes, en pleno Valderredible y casi en la frontera con la provincia de Burgos. Parece que una vez más los visitantes hayan elegido una población poco poblada para dejarse ver. O tal vez la escasa contaminación lumínica facilite los avistamientos. Pero lo que está claro es que algo ocurre. Esas luces que se mueven en busca de mayor altitud y en dirección oeste-este no son en absoluto lo habitual en la noche campurriana. Una caravana de focos asciende por el firmamento en un ordenado desfile que no pasa inadvertido para el vecindario.

Se han registrado muchos casos de luminarias en Cantabria. En Cayón, en Barreda y en el valle del Saja, por citar algunos ejemplos. También en Santander. Pero en plena era de las TIC el asunto es diferente. Se toman infinidad de fotografías y los curiosos andan a la caza del vídeo para que no les tomen por locos. Además, tienen acceso a información. A mucha información. Y a la posibilidad de contrastar qué está ocurriendo. Explorar si aquello es un encuentro o tiene una explicación mucho más mundana, en el sentido más estricto de la palabra. Porque ocurrir, lo que se dice ocurrir, algo ocurría. De eso no cabía ninguna duda.

Acto seguido, las redes se inundaron de imágenes sobre el fenómeno, visible durante sus pocos minutos de duración no solo desde el sur de Cantabria, sino también desde otros muchos lugares. Eran imágenes inequívocas y testimonios precisos, más allá de la explicación que se pudiera encontrar.

Esta vez el misterio, a diferencia de lo que ocurre en otras ocasiones, con fuentes más vagas y sin posibilidad de contraste, tenía una explicación tan sencilla como clara. Y tardó apenas unas pocas horas en resolverse. Algunos testigos incluso lo descubrieron por sí mismos indagando en la web.

En realidad, aquellas luces no tenían nada de extraterrestre ni de paranormal. Al contrario, eran de fabricación humana y se podía rastrear su recorrido con relativa sencillez a través de varios servicios web. Porque, tal como contó Ana del Castillo en El Diario Montañés, aquello no era más -y nada menos- que un grupo de satélites de la vasta red Starlink, la maraña digital tejida por SpaceX, empresa aeroespacial de Elon Musk. Se trata de una constelación móvil, por explicarlo de algún modo, de pequeños satélites en órbita terrestre baja que tienen como función ofrecer conexión de red a zonas poco pobladas. Por sus características y las de las propias zonas que recorren, pueden ser visibles desde tierra, especialmente en casos de noches claras.

Desde tierra y a simple vista parecen eso: una procesión luminaria, a modo de pequeñas gotas que se disponen siguiendo el mismo camino. Aquello fue lo que se observó en Campoo. Estaba incluso anunciado, aunque no le llegara al público.

La propia empresa hace pública la ruta de sus satélites y distintas webs permiten seguir su recorrido. No solo eso. Algunas de ellas, como es el caso de james.darpinian.com, ya señalaban que aquel día, en concreto el 9 de octubre de 2023, una de esas constelaciones iba a sobrevolar y dejarse ver por el sur de Cantabria, en especial por los municipios de Valderredible y Campoo de Yuso, y por el norte de la provincia de Burgos.

Esta red móvil está capacitada para ofrecer conexión de internet de banda ancha -o más o menos ancha, hasta de 230 megas-, de modo que puede cubrir aquellas zonas en las que se contraten sus servicios. Deja a cambio como rastro durante su camino esa cadena luminaria que tanta extrañeza causó aquella noche de octubre. La propia compañía lo define así: «Permite a usuarios gozar de una conexión continua y de realizar actividades que históricamente no han sido posibles gracias a la constelación más grande de satélites que operan en una órbita baja alrededor de la Tierra», señala en su página web.

El misterio de Rocamundo quedó así muy pronto resuelto. Ahora todo es cuestión de comprobar la calidad de su conexión.

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