Secciones
Servicios
Destacamos
Qué poco sabía el padre Lazcano qué cerca estaba el polvorín, no solo para extraer el mineral de las minas, sino hordas enloquecidas que sembraron caos y tragedia causando dolor, no solo entre los padres claretianos, sino entre un gran número de alumnos, muchos de ... ellos menores de edad.
El daño causado en Castro con el inicio de la sublevación ya estaba con la mecha encendida unos años atrás, donde los castreños se tiroteaban por las esquinas, como vulgares Banderizos. Esta masacre no pudo ser impedida, pues de fuera venían hordas bestiales sin control y se metieron con todo lo que representase a los valores sociales y cristianos. Se ensañaron con ellos, sobre todo con los padres más queridos por los castreños. Fueron avergonzados públicamente y después de ser torturados los ejecutaron en una fría cuneta montañesa.
Con el tiempo, estos padres, «Mártires Claretianos», como así se les denominó, fueron beatificados: Isaac Carrascal de Palencia, el padre Gelada, que aún es recordado con amor por muchos castreños, que si no le conocieron personalmente, sí supieron de él y al que los castreños quisieron proteger unos y otros, tanto de derechas como de izquierdas y el padre Barrios, que dialogó con sus ejecutores minutos antes, diciéndoles que ellos cumpliesen con sus ideales, que el cumpliría con sus creencias y nunca blasfemaría, como le propusieron para salvar la vida.
También la brutal contienda hizo desaparecer el riquísimo Archivo del Colegio, durante los trece meses en que este edificio fue cuartel general de las milicias republicanas entre los años 1936-1937. También el caos reinante durante esos años se llevó por delante a muchos alumnos y entre ellos muy conocidos: Victoriano Muro, Ignacio Berriolopes, Moisés Gutiérrez y Juan Castillo. Algunos de ellos, no en el frente de batalla, si no agredidos por aquellos salvajes que no hacían la guerra, si no que practicaban el odio.
Castro Urdiales había vivido los años anteriores un sinfín de desconsuelos por diferentes ideales, protagonizados sobre todo por intereses políticos a los que involucraban al pueblo noble y sencillo a una división caótica, (tipo la reacción de castreña en general, al proyecto de Castro Novo). La pretendida anexión de Castro a Vizcaya, promovida por Ocharan y Timoteo Ibarra, y la división de la Cofradía de Pescadores de San Andrés a otra nombrada de San Pedro, dividieron tanto a los castreños que, como consecuencia de la sublevación en Castro, se pagó un gran tributo en vidas humanas, por rencillas y envidias.
En 1949 se publicó un libro bellísimo del 50 aniversario de la Fundación Misionera del Corazón de María del padre Antonio María Claret. En este libro que tengo en mis manos se hace un repaso por los colegios claretianos más importantes de nuestro suelo español y en él no falta un gran capítulo al Colegio Barquín del Corazón de María, donde tantos castreños recibieron enseñanza y respeto, en ese colegio que estaba a la altura de los grandes centros educativos europeos. Más de mil castreños llenaron sus aulas durante décadas y de esas aulas surgieron grandes hombres y nombres que hoy están casi olvidados.
En el libro se puede leer lo siguiente: «Los métodos de enseñanza son de esmerada formación moral que se da en el colegio y son fehaciente testimonio la ejemplaridad y transformación espiritual obrada entre los alumnos que han abandonado el mundo para dedicarse a otra vida más perfecta en diferencia en órdenes religiosas como el novicio de la compañía de Jesús don Ignacio Iturrino, los novicios también hermanos Carranza y Uranga, el estudiante teólogo ramón Guadilla, Ángel de la Llosa, que pronto recibirá las órdenes sagradas. La formación literaria y científica de los alumnos hallamos a diplomáticos como Alberto Villamor, que nació en Argentina, de madre castreña, estudió en los padres claretianos, ampliándolos en La Salle en Bilbao. Fue profesor de la escuela de Altos Estudios Mercantiles, murió muy joven con 55 años en 1978. Hoy sus restos reposan en el cementerio de Ballena; abogados como Amezaga, Salvarrey, y Pujadas; médicos Naveda Maza Elordi; químicos; Torcal Jaurrieta, Ingenieros los hermanos Retoloza, Caubet, Ingenieros aeronáuticos; José Benito, Arquitectos; Diego, Torcal, Oficiales de marina de guerra, Don Pedro Zarandona y de la mercante Alonso, Lázpita, Olañeta, de correos, oficial del cuerpo Francisco Villanueva Maestros en el escalafón Nacional Gutiérrez Villa y Hoyos, de veterinaria Talledo».
El señor José Miguel Rodríguez (kaika) allá por el 1977 escribía este artículo en la primera página de la Ilustración de Castro nº 4.010 con el encabezamiento: «El Colegio Barquín del Corazón de María en venta. Este colegio ya hace mucho tiempo que no pertenece a Castro ya que pocos años después de terminada la guerra civil y se lo vendieron a los Padres Claretianos, sin que le interesara al Ayuntamiento Castreño. Los Claretianos lo adquirieron por una ridícula cantidad y ahora lo venden al mejor postor». La actuación de Ayuntamiento castreño en inhibirse de la adquisición del colegio merece las más graves acusaciones. Continuará.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.