El juez toma declaración a familiares de Jesús Mari y a la mujer que encontró su cabeza
Cantabria ·
Citó al hermano y a un primo del jubilado de Castro asesinado y al resto de personas que han jugado un papel clave para descubrir el crimenSecciones
Servicios
Destacamos
Cantabria ·
Citó al hermano y a un primo del jubilado de Castro asesinado y al resto de personas que han jugado un papel clave para descubrir el crimenEl juez instructor de la causa que investiga la desaparición y muerte de Jesús Mari Baranda en Castro Urdialestomó este jueves declaración a cinco personas que, muy a su pesar, desempeñan un papel en el esclarecimiento del macabro rompecabezas fabricado supuestamente por Carmen Merino ... con el propósito de borrar el rastro de un crimen que mantiene sobrecogida a la localidad cántabra. Natural de Utrera, donde nació hace 61 años, esta mujer, pareja del jubilado de 67 asesinado, es la principal sospechosa y continúa en prisión preventiva en el penal de El Dueso. Sigue, fría y hermética, a la espera del desenlace de una exhaustiva instrucción judicial que determinará su situación procesal.
El primero de los testigos citados en el Juzgado de Instrucción número 2 fue el hermano de la víctima, Andrés. Él denunció su desaparición en abril tras varias semanas convenciéndose de que la ausencia de Juan Mari no era voluntaria. Según lo conocido hasta ahora por la narración del entorno del asesinado, la demanda ante la Guardia Civil le causó la enemistad de Carmen Merino. Pero activó en ella el desasosiego y el temor a una inminente investigación, determinante para que diera un paso clave: entregó la cabeza de su pareja dentro de una caja a María, una amiga de la Casa de Andalucía que vive a escasos metros de la Plaza de Toros, a quien le pidió que se la guardara sin abrirla con la excusa de que contenía unos juguetes sexuales y no quería que los agentes los encontrasen si la visitaban.
Andrés Baranda. Hermano de Jesús Mari. Con otros familiares, acudió a la Guardia Civil a denunciar la desaparición.
Alfonso Ricondo. Primo de la víctima, sospechó desde los primeros momentos de la actitud de Carmen Merino y sus mensajes.
María. La amiga a quien la acusada entregó la cabeza dentro de una caja.
Ana y su marido. Ella es la hermana de María.
María también compareció este jueves ante el magistrado. Después de varios meses cumpliendo el encargo, el pasado 28 de septiembre decidió mirar en el interior del paquete debido al mal olor que emanaba. A partir de ahí, todas las capas de ocultación supuestamente montadas por Carmen en torno a la desaparición de su novio saltaron por los aires. Antes de que amaneciera, la Guardia Civil la arrestó en el número 12 de la calle Padre Basabe, en la vivienda de Jesús Mari donde habían residido casi siete años. Además de María, también declararon ayer la hermana de ésta, Ana, y su marido. El matrimonio sabe bien el sufrimiento por el que transita su allegada desde el momento del hallazgo, involuntariamente involucrada en el infierno cuyas puertas Carmen trató de mantener tantas semanas cerradas.
Finalmente, Alfonso Ricondo, primo del fallecido, fue el quinto testigo de una sesión judicial que duró toda la mañana y en la que, al parecer, también estuvo presente el fiscal. Alfonso ha sido durante meses el ariete de todas las argucias de Carmen Merino. Muy activo en la búsqueda de respuestas a la aparente deserción de Jesús Mari, sembró junto con otros familiares residentes en Castro y Sámano las principales sospechas sobre los mensajes de WhatsApp que alguien -de momento, todo apunta a la detenida- enviaba simulando tratarse de la víctima en pleno disfrute de un viaje de ocio. Su declaración se limitó a confirmar básicamente «lo que ya había manifestado anteriormente ante la Guardia Civil», señaló a la salida de los juzgados.
Noticia Relacionada
Apenas una frase pronunciada con la mirada puesta en el infinito. Visiblemente afectado por la muerte de su primo, con quien tenía la consideración de un hermano, Ricondo declinó hacer más comentarios. Tampoco el resto de los comparecientes quiso pronunciarse. Pasadas generosamente las dos de la tarde, unos minutos después de que las dos hermanas se marcharan en un vehículo conducido por el marido de Ana, el juez abandonó el juzgado. Un edificio hermético este jueves a los periodistas. El municipio da muestras de cansancio. Mucha presión, cámaras por doquier y demasiados «disparates», decían algunos vecinos de la calle Santa Ana, donde reside la mujer que descubrió el cráneo. No hay que olvidar tampoco que el caso permanece bajo secreto de sumario y será necesario esperar a su apertura para conocer el contenido de una instrucción que se desarrolla paso a paso con absoluto rigor.
Los enigmas continúan ahí. Y sus posibles respuestas, en la mente de Carmen Merino. Que calla en prisión, quizá para no decir nada por lo que se autoincrimine. Un juez es un forjador de verdades y en este caso la labor se antoja ardua. Hasta qué punto los testimonios de los cinco testigos que declararon este jueves arrojarán luz sobre el comportamiento -a priori, ilógico- de la detenida se verá presumiblemente en cuestión de días. Hay un trabajo de investigación y un hilado de encaje de piezas. Aparte del relato que salga de las comparecencias del entorno del fallecido, una fundamental reside en las periciales del registro de la vivienda de la calle Padre Basabe. No hay datos oficiales, aunque algunas fuentes apuntan ya a la inexistencia de restos biológicos demostrativos de un asesinato y del descuartizamiento de un cadáver dentro del domicilio.
El cráneo que los análisis forenses acreditan sin duda alguna como el de Jesús Mari Baranda se ha convertido también en un elemento crucial. Lo que ha sucedido con él se halla entre tinieblas. Al menos, fuera de los laboratorios forenses, los investigadores de la Guardia Civil y del juzgado. La hipótesis más reciente, pero sin confirmación todavía, indica que el cadáver no habría sido decapitado y su cabeza hervida, tal y como se determinó en un primer momento. Un examen más detallado habría revelado la existencia de quemaduras y la posibilidad de que se desprendiera del resto del cuerpo por efecto de las altas temperaturas. Es decir, habría sido quemada, una teoría que también podría señalar la existencia de terceros implicados. A finales de la semana pasada, los forenses proseguían la investigación para averiguar la causa del óbito de Jesús Mari y poner fecha al día de su asesinato.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.