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«Aunque viésemos el fuego en la otra ventana, la mujer que estaba asomada a la terraza notaba que se estaba quemando, el humo encima de su cabeza rondaba los 400 grados», explica el sargento del Parque de Bomberos de Castro Urdiales, Antonio Barragán, sobre ... el incendio que se desató el domingo en un quinto piso de la calle Juan de la Cosa.
El suceso tuvo un final feliz, pues ninguno de los tres habitantes del domicilio sufrió daños de consideración. Sin embargo, de haber conocido y logrado seguir una serie de pautas, estos vecinos podrían haber frenado la rápida propagación del fuego. «Es difícil enfrentarse a algo que no se conoce, hay que tener un poco de sangre fría. Tenemos que pensar que lo principal es no alimentar el motor del incendio con oxígeno. Al fuego hay que ponerle puertas, cuantas más mejor, para evitar su propagación», relata Barragán, destacando a continuación que estar en el lugar del fuego es una situación «muy complicada».
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El sargento advierte de que se pueden tardar unos días en asimilar un incidente así, en referencia a la «difícil situación» que atravesó la vecina castreña encerrada en el balcón. «Ella estaba completamente en pánico. Cuando mis compañeros ya estaban junto la mujer en la cesta, me dijeron que vieron su cara desencajada.Estaba paralizada. Es una situación límite», afirma. No obstante, Barragán incide en la importancia de ponerle barreras al oxígeno para que no alimente el incendio, indicando que lo ideal es situarse en una habitación a la que no hayan llegado las llamas; cerrar la puerta y poner un trapo, ropa o toallas en la rendija de debajo para poder abrir entonces la ventana y avisar de que hay un incendio en el inmueble y que se está en peligro. «Una vez nos aseguremos de que hemos sido vistos y de que ya se ha dado aviso al 112, lo ideal es volver a cerrar la ventana para evitar que entre más aire», remarca.
Por otro lado, el sargento lamenta que la dotación de bomberos en Castro es «muy mínima». «Para el mismo incendio, en otra ciudad hay diez efectivos. Aquí estamos tres, y es insuficiente», destaca.
Costó varios años que los bomberos del municipio pudiesen contar con el camión autoescala, un vehículo clave en el rescate de la mujer asomada a la terraza. «Si no hubiésemos tenido la autoescala, tendríamos que haber intervenido por el hueco de la escalera, tendido por allí manguera, llegar a la puerta del piso, asegurarnos de que no hay propagación a la escalera, ir extinguiendo el fuego, avanzar hacia el motor del incendio y ver que no hay víctimas hasta llegar a rescatar a la mujer», comenta sobre la complejidad de la operativa que evitó la autoescala.
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