«Nos quedaremos en Castro, no queda otra»

Txema y Chari, vecinos de Bilbao y con segunda vivienda en Santoña, optaron por la segunda opción. «Estamos en Santoña y nos quedamos aquí, yo creo que también Cantabria va a cerrar», afirmaba Txema dando por hecho que «todo está muy mal», aunque «tenemos menos posibilidades de contagio en Cantabria». Su cuñada, que también reside en Bilbao, pero tiene una casa en Voto, se encuentra en otra situación, puesto que está pendiente de una operación en Vizcaya la próxima semana y tiene que estar allí por obligación. El problema lo tendrá para volver una vez que la den el alta.

Y es que el confinamiento del País Vasco ha cortado de cuajo todos aquellos desplazamientos motivados por el ocio o el divertimento. Vamos, todo lo que no sea trabajar, estudiar, acudir al médico o bien cuidar a personas dependientes.

Quienes este martes pensaban que al acudir desde Cantabria a la comunidad vasca para trabajar se iban a encontrar con algún control de la Ertzaintza, estaban equivocados. La jornada para todos ellos fue igual que un día cualquiera. Así lo puede atestiguar Nagore, vecina de Ampuero, que fue a Bilbao a las ocho de la mañana y no se topó con ningún control. «Había tráfico denso, pero en dirección Santander, y no he tenido ningún problema. También he visto bastantes caravanas con matrículas alemanas en dirección a Las Landas (Francia). Creo que es gente que está retornando». En el viaje de vuelta, sobre las cinco de la tarde, Nagore regresó por la A-8 sin mayor problema. «Me he encontrado con unos cuantos coches cargados de gente y enseres. Aun así el tráfico era como el de un día cualquiera», explicaba.

Por el momento, según informaron desde la Ertzaintza, no están previstos controles en el límite con Cantabria. Los que sí establecieron algún que otro dispositivo, al menos en Torrelavega y en las dos entradas de Castro Urdiales, fueron los efectivos de la Guardia Civil.

Algunos vecinos de Castro, como es el caso de Carlos y Matilde, ya jubilados, tenían serias dudas este martes sobre si este domingo, día de Todos los Santos, podrían ir hasta Baracaldo a llevar unas flores a sus familiares difuntos. «Yo tengo a mis padres en Baracaldo y voy a ir, ¿cómo? Ya me las arreglaré. Lo que no voy a hacer es ir por ahí a tomar vinos con quince o veinte», comentaba Carlos, que dejaba claro que no va a pedir un papel «para que me dejen ir a Baracaldo».

Ante la posibilidad de que haya algún control, su mujer, que cuidaba ayer junto a él de una nieta, daba por hecho que en ese caso no podrían desplazarse. «Tenemos familia allí, pero el plan que íbamos a tener allí es el mismo que el que tendremos aquí».

En esta misma línea se manifestaban Sonia y Felipe, que interrumpieron su paseo unos segundos para afirmar: «Nos quedaremos en Castro, no queda otra». «Tampoco es que vayamos mucho al País Vasco», añadían. El que sí necesita desplazarse desde Castro a Vizcaya es José Luis, que tiene varias citas médicas. Además, está empadronado en la comunidad vasca porque su madre tiene 90 años y necesita su atención. «Me han dicho que no tengo problema».