1.340 bujías iluminaron la noche de Astillero en 1902
el astillero y su historia ·
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Al atardecer del 12 de junio, hace 120 años, se inauguró el primer alumbrado público con luz eléctricajesús maría rivas
El Astillero
Domingo, 16 de enero 2022, 13:11
Hasta llegar a aquella noche mágica del 12 de junio de 1902, hubo dos intentos anteriores por parte del Ayuntamiento para conseguir el alumbrado público en Astillero. Cinco años antes, en 1897, la corporación llegó a un acuerdo con la empresa Electra de Solares, antecesora ... de la empresa Electra Pasiega, que tenía intención de instalar dos centrales hidroeléctricas en el río Miera. La tecnología eléctrica estaba en aquellos momentos en pleno desarrollo y cambios constantes, así que, el proyecto se retrasó y Astillero tuvo que esperar otra oportunidad. El segundo intento fallido fue con la compañía de Centrales Hidráulicas de Bilbao, empresa esta, a la que se le llegó a adjudicar en subasta pública el servicio de alumbrado público pero, el incumplimiento de los plazos pactados, nos dejó de nuevo sin alumbrado eléctrico.
A pesar del nulo éxito de estos dos intentos de instalar el alumbrado público eléctrico en Astillero, de Guarnizo hablaremos un poco más adelante, los regidores municipales insistieron en su propósito de conectar con el progreso a través de la electricidad. Llegaron de nuevo a un acuerdo con el ingeniero Juan J. Larrucea, promotor de la empresa Electra Pasiega, para que hiciera un proyecto de alumbrado eléctrico para Astillero, abastecido desde su central hidroeléctrica situada aguas arriba de Liérganes.
Con esta somera introducción nos hemos acercado a la noche del 12 junio de 1902, ciento veinte años atrás, cuando, en medio de un ambiente de expectación y fiesta, se conecto 'el machete' que encendió todas las bombillas incandescentes colocadas en varias calles de Astillero. Un total de 80 bombillas, como incluían las condiciones del pliego, que proporcionaban una iluminación de 1340 bujías. La bujía era y es, aunque ahora esté el término en desuso, una unidad para medir la intensidad de iluminación y, para no hacer comparaciones técnicas de difícil comprensión, vamos a situarnos en aquel día de junio y trascribir lo que le parecía el nuevo alumbrado al periodista del diario 'La Atalaya' que escribía al día siguiente como iluminan «con luz intensa, clara y brillante, bastante más que la que 'padecemos' aquí en la capital».
Al corresponsal del diario 'El Cantábrico' también le sedujo el nuevo alumbrado público astillerense y escribía «cuya instalación es muy hermosa, luciendo en todas las calles lámparas de incandescencia, de gran intensidad y luz clarísima, que dan al pueblo animado aspecto.» No todo fue miel sobre hojuelas y, sin tardar, el suministro eléctrico comenzó a dar numerosos fallos y vinieron las quejas vecinales y las chanzas carnavalescas «Esta Electra Pasiega, el camelo nos ha dado, lo decimos sin criticar, nos dejas a oscuras sin avisar» como recoge N. Mercapide en su 'Crónica de Astillero y Guarnizo'.
El flamante alumbrado público de las calles astillerense le costaba al Ayuntamiento, la nada despreciable cifra de 3.000 pesetas anuales, bastante dinero en aquellos años.
Si en Astillero hubo algunos problemas con el suministro de energía eléctrica el primer año; en Guarnizo, hubo manifestaciones y cuestaciones económicas para tener la 'luz eléctrica' pero, tuvieron que transcurrir más de 15 meses, hasta septiembre de 1903, para que en uno de los barrios más alejados, el barrio de La Estación, brillaran las bombillas incandescentes con la nueva energía que, incomprensiblemente para muchos, fluía a través de un cable de cobre macizo.
En el año 1909, Electra de Viesgo, empresa de nueva creación, solicitó unos terrenos en Potrañés (Guarnizo) para la instalación de una central de distribución de energía eléctrica. El objeto de la central de distribución era suministrar energía a la ciudad de Santander y su industria; además, las empresas mineras estaban en plena pujanza y comenzaban a proyectar, en aquellos años, la sustitución de las máquinas de vapor por electricidad, lo que ampliaba considerablemente la posible demanda de clientes. Un año después de iniciadas las obras, Electra de Viesgo, pide que le sean cedidos más terrenos en el mismo lugar para la construcción de una central térmica. 38 carros de tierra en total (en torno a los 6.500 m2) que fueron concedidos por la Junta de Guarnizo y, entre otras avenencias, se hizo a cambio de la instalación gratuita de 40 puntos de luz en el pueblo. Así, Guarnizo, pudo disfrutar también de alumbrado público de origen eléctrico.
Las mejoras fueron notables, puesto que, en las fiestas del Carmen del año 1923, destacaba la prensa regional como, en Astillero, se adornaron las calles con luz eléctrica y farolillos a la veneciana. Algunos años tuvieron que pasar para que se consolidara el suministro eléctrico en el alumbrado público, incluso podemos recordar como en los años 60 del siglo pasado, muchas calles únicamente contaban con cuatro bombillas incandescentes, repartidas irregularmente, bajo unas tulipas metálicas negras al albur de los tiragomas de los más jóvenes.
Parece que Astillero fue uno de los pueblos pioneros en contar con alumbrado público suministrado por un central de energía eléctrica. Habían pasado solo 20 años después de inaugurado el primer alumbrado público con electricidad del mundo, la calle de 'Pearl Street' de Nueva York. Seis años después de Gerona, la primera ciudad española en contar con una red de alumbrado público en 1886. Así que, no nos puede sorprender que el diario 'El Cantábrico' dijera el día 13 de junio, día siguiente de la inauguración, que «No es, pues, de extrañar el júbilo de aquel pueblo, creciente cada día, que viene a disfrutar de ese hermoso beneficio del moderno progreso, antes que Santander,…».
El paso de los viejos quinqués y farolas de petróleo o gas al alumbrado eléctrico, se fue realizando en distintas fases y con distintas tecnologías que no vamos a detallar aquí. Nos hemos referido al alumbrado con lámparas incandescentes (las inventadas por Thomas Alba Edison en 1879) y con un suministro continuado a través de una red eléctrica y una estación generadora. Aclaramos esto por las controversias que se generan en torno a ¿quién fue el primero? en contar con luz eléctrica. Comillas presume de ser la primera población en contar con alumbrado eléctrico, el 6 de Agosto del 1881, y es cierto pero, lo que hizo el Marqués de Comillas fue colocar 12 focos durante la estancia del rey Alfonso XII, en el trayecto a su residencia y no con el concepto de alumbrado público que hemos expresado arriba; creemos que pudieron ser de arco voltaico, no bombillas incandescentes, sin red de suministro, independientes, a base de pilas o acumuladores.
Otras ciudades como Haro o Jerez de la Frontera, con importantes bodegas, unas vinculadas a los franceses y otras a los ingleses, ambos adelantados en el desarrollo técnico de las nuevas maquinas eléctricas, también contaron alumbrado eléctrico en determinadas zonas en 1890. Entre este año y 1902, que se inaugura el alumbrado público eléctrico en Astillero, las grandes ciudades se fueron dotando de este tipo de alumbrado, pero los pasos se fueron dando lentamente y no fueron demasiados los lugares que se adhirieron con tanta prontitud a la nueva energía eléctrica, para alumbrar sus calles.
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