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El pasado mes de octubre, la Guardia Civil informó de la detención de dos hombres como presuntos autores de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas. Como afirmaba el cuerpo en su nota de prensa, ambos eran responsables de la Asociación Cannábica ... de Astillero-Guarnizo (Atacag), un lugar que, según sus investigaciones, se había convertido en «un punto de supuesta distribución de sustancias estupefacientes». Los agentes actuaron porque esta entidad constituía un «lucrativo negocio» que no estaba sujeto a ningún control sanitario de las sustancias expedidas». Una tesis que ahora la justicia echa por tierra.
El titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Santander acaba de decretar el sobreseimiento y archivo de la causa al entender que no existen indicios de delitos en la actividad de la asociación. Lo hace tras evaluar el contenido de la denuncia formulada por la Benemérita, la documentación incautada en su sede social y las declaraciones de los responsables de Atacag.
El colectivo defiende que la actuación de la Guardia Civil se realizó «sin ningún tipo de autorización judicial o consentimiento» por parte de los responsables del club cannábico. «Entró por la fuerza en el domicilio de la asociación de la calle Prosperidad 34 de El Astillero como si de un establecimiento abierto al público se tratase». Fue durante ese registro cuando los agentes intervinieron, tal y como enumeró entonces el cuerpo, 175 plantas de marihuana en proceso de crecimiento, 34 bolsas de la misma sustancia y 11 aprehensiones de hachís destacando una pieza cercana a los 44 gramos para corte. Elemento que, según Atacag, estaban destinados «a los socios que tratan su enfermedad». La entidad subraya que los 4.000 euros que había en ese momento en el local tenían su procedencia «perfectamente identificada». De la barra del bar, de las cuotas de los socios, de la compra mancomunada... Además, recuerdan que todavía no les ha sido devuelta la documentación asociativa, algo que está ocasionando un «grave perjuicio en su actividad diaria».
Presidente del club
«No somos delincuentes, somos un pequeño grupo de activistas de la cultura cannábica que nos congregamos en un lugar privado para dar rienda suelta a nuestra pasión, intentando no molestar a nadie», defiende el presidente de Atacag, que también recuerda que el club está plenamente integrada en la vida social del municipio. Prueba de ello es que «nadie en el pueblo entendió por qué se nos intervino». Este sobreseimiento se suma a otros contra clubes cannábicos cántabros como Atacs (Santander), Free Brown (Selaya) o Bolera Besaya de Torrelavega.
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