«A los denunciados nos han hecho mucho daño, pero la fiscal nos ha dado la razón»

Así habla la madre de uno de los chicos denunciados en septiembre debido a los contenidos «sexuales y violentos» -según constó entonces en la denuncia de dos familias- que se estaban distribuyendo en una conversación de WhatsApp de alumnos de 4º de la ESO del colegio San José de El Astillero. Esta mujer es, además, profesora en ese centro, que ha estado bajo la lupa desde entonces hasta este jueves, cuando la fiscal de menores de Cantabria hizo público que daba carpetazo al asunto arguyendo que esos chats (de escolares de 14 y 15 años) contenían imágenes «de extrema violencia y sumamente desagradables», pero que son «creaciones y no ha resultado acreditado que reflejen situaciones reales». La fiscal argumentó que los 'gifs' que distribuían los menores «no implican violencia ni intimidación a las personas».

Al haber cerrado la Fiscalía la causa sin ver delito alguno, esta familia se ha sentido «totalmente respaldada. Al cien por cien. A nuestro hijo le han hecho un daño gratuito, porque quienes le acusaban no han podido presentar ni una sola prueba para respaldar lo que denunciaron y así lo dice la fiscal. Detrás de todo esto solo ha habido una señora que lo magnificó todo porque mi hijo y su hija tuvieron una 'relación sentimental' -así lo declara el chaval a la fiscal- que se terminó. Es surrealista, pero de ahí viene todo».

Esta madre, apoyada por su marido y su padre, explica que no han hablado antes porque preferían esperar a que se pronunciara la Justicia. Pero han sufrido mucho estos meses -«el daño moral a toda la familia ha sido tremendo, hemos estado en boca de todo el pueblo»- esperando el dictamen de la Fiscalía. Y ahora que lo tienen, estudiarán qué medidas legales tomarán en el futuro. Van a buscar reparación por varios motivos, pero sobre todo porque una de las denunciantes llamó «agresor» a su hijo en una reunión de padres del colegio. «No lo vamos a consentir: el chico ha estado hundido, le ha costado hasta salir con sus amigos. Se han cebado con él».

«Yo miro todos los días sus redes sociales: su Instagram, el Messenger y los chats de WhatsApp y este año no había nada que no hubiera habido el año anterior», añade. «¿Que estaba mal lo que pasaban? Sí, ya lo ha aprendido. Pero ¿por qué nadie se escandalizó el año anterior y este sí?».

Según asegura esta profesora, desde el primer momento de la crisis, ella pone a disposición de la junta directiva del centro escolar los chats para que vean la distancia que existe entre la realidad y las denuncias, que inicialmente fueron tres: una por haber incluido a un menor en un chat en el que supuestamente había adultos que habrían hecho proposiciones de índole sexual, -algo que no ha quedado probado por la investigación de la Fiscalía-, otra por amenazas a la hija de una de las denunciantes que ha abandonado el colegio -que también ha sido desestimada- y la tercera por los contenidos «extremadamente violentos y desagradables» (así lo califica la fiscal) que circularon por los móviles de los alumnos.

Esta familia denunciada considera, por otro lado, que la que ha sacado a su hija del colegio tras este conflicto «quería hacer daño al centro. En cuanto vio que el nuestro no iba a ser expulsado, fue contra él» pese a que el «San José ha actuado de forma intachable. Se ha arropado a todos, a los denunciados y a los denunciantes. Se han llevado a la niña a otro centro porque han querido, no porque no se haya estado pendiente de ella».