Las marismas de El Astillero: el vergel de las garcillas cada verano

Según el seguimiento ornitológico que acaba de anunciar SEO Birdlife, la colonia de garcilla bueyera en la marisma Blanca ha llegado a alcanzar los 580 nidos durante verano y esta pasada temporada estival se cumplieron cuatro años desde la primera vez que la garcilla se asentó en el humedal astillense.

Es el balance que arroja el organismo, cuyo resultado será aportado al Censo Nacional de Garzas y Flamencos que la ONG está desarrollando para este año 2020.

La garcilla bueyera es un ave en expansión que, gracias a su capacidad de colonización, ha ocupado nuevos territorios en tiempos recientes. Esta especie llegó desde el norte de África a la Península, donde se instaló en los grandes humedales del sur para luego continuar su avance hacia otros lugares más propicios en un proceso que, por el momento, continúa. La población de Cantabria parece que tiene su origen en ejemplares procedentes del zoo de Santillana.

En Cantabria, existen otros dos puntos de nidificación de la especie, uno en Santillana del Mar y otro en el islote de San Pedruco, en Noja. Entre los tres suman casi 1.500 parejas nidificantes en la región.

Para la SEO Birdlife, se trata de un «espectáculo natural del que todos los visitantes al humedal han podido disfrutar, a escasos metros, entre junio y septiembre». Una «prueba más» de la biodiversidad que acogen los espacios naturales municipales que han sido objeto de restauración ambiental, en el marco del Plan Eco Astillero XXI, a o largo de los últimos 20 años.

Recuperar espacios para la naturaleza y la ciudadanía es la filosofía del plan Eco Astillero XXI. Los trabajos de restauración ambiental han contribuido a la conservación de una gran diversidad de especies y hábitats naturales, al tiempo que facilitan el acceso de los vecinos a espacios naturales de gran calidad ambiental y con ello contribuyen a la mejora en la calidad de vida.

En estos espacios permiten a los vecinos del municipio pasear o practicar deporte, mientras a pocos metros una familia de nutrias juega en la marisma, una bulliciosa colonia de 600 parejas de garcillas bueyeras alimentan a sus pollos en la sauceda o las pequeñas ranitas de San Antonio emiten su potente canto desde una pequeña charca.