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El puerto pesquero de Laredo concluirá el año 2022 con más de seis millones de kilos descargados y una facturación superior a los 12 millones de euros. Estas espectaculares cifras, que suponen un récord desde la inauguración en 2011 de la nueva dársena pesquera, avalan ... la demanda de la Cofradía de Pescadores de San Martín para ampliar la capacidad de la sala de descargas de la lonja. Su crecimiento imparable requería esta actuación.
Nada más resultar reelegido, esta fue la primera petición que su Patrón Mayor, César Nates, trasladó al consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Ordenación del Territorio, José Luis Gochicoa, al comienzo de la legislatura. La pandemia obligó a demorar el proyecto, que también encontró un escollo en el planteamiento inicial de la Dirección de Obras Hidráulicas y Puertos que chocaba con las necesidades de los pescadores.
Todas las objeciones quedaron resueltas esta primavera, cuando el arquitecto José Manuel Vega fue testigo del ajetreo durante una costera del bocarte donde la pesca a duras penas cabía en el recinto. Ahí se persuadió de que la prolongación del actual edificio hacia el este debía discurrir paralela al cantil del muelle, para facilitar la operatividad para las tripulaciones.
Según explicó el consejero, las obras, por un importe de 954.000 euros, se licitarán en el mes de marzo. La idea es que puedan acometerse a partir del mes de octubre, solapándose con la temporada de pesca, aunque en una época en la que justo habrá finalizado la campaña del bonito, otra de las que hace imprescindible esta actuación. A su término, los 460 metros cuadrados de lonja habrán ganado otros 388 metros que incluyen las nuevas cámaras de frío y congelación. La sala de rederas, en la primera planta, pasará a doblar exactamente su superficie, hasta alcanzar los 690 metros cuadrados totales.
La visita de Gochicoa a la Cofradía sirvió para que recibiese una nueva solicitud, indisoluble a la ampliación ya incluida en los presupuestos del Gobierno de Cantabria. Se trata del aumento de la capacidad de la fábrica de hielo, convertida en el principal freno para el crecimiento de la actividad portuaria en Laredo.
Sus 80 toneladas sitúan a las instalaciones pejinas en la cola en cuanto a capacidad de esta instalación de todos los puertos cántabros. Algo que casa mal con su condición hegemónica, sólo superada por el puerto de Santoña. El consejero tomó buena nota y se comprometió a incluir esta demanda entre las prioridades de su departamento, dando así acuse de recibo al requerimiento de César Nates.
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