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Una de las vecinas de la Puebla Vieja explicando sus vivencias en la proyección de un cine de Laredo abarrotado de público en el estreno del documental. J. G.
Llenazo para ver el documental sobre las vivencias en la Puebla Vieja

Llenazo para ver el documental sobre las vivencias en la Puebla Vieja

El salón de actos de la Casa de Cultura completó su aforo en el estreno de una producción que la Asociación de Amigos del Patrimonio compartirá próximamente en su canal de Youtube

Viernes, 14 de abril 2023, 11:35

Fueron 100 minutos que pasaron como un suspiro. Un trepidante viaje a la nostalgia en el que las emociones fluyeron por libre. Hubo momentos de silencio reverencial. Otros de sonrisas que tornaron carcajadas. Y hasta pasajes en los que proliferaron los apuntadores improvisados para los protagonistas de este film verité. Con mención especial a los oportunos comentarios del narrador Fernando Baylet. Acotaciones enhebradas al montaje para dotar de sentido y coherencia a este 'cachitos' a la pejina con el que quedarán a salvo vivencias y recuerdos que marcaron el día a día de la Puebla Vieja laredana.

El acierto de la Asociación de Amigos del Patrimonio al impulsar el documental quedó de manifiesto por la larga ovación con la que fue despedido el pase entre los trescientos asistentes que se encontraron con este regalo. El disfrute incrementará su onda expansiva en las próximas horas, cuando el documental quedará colgado en el canal de Youtube de la citada asociación. El trabajo de Sevi López como coordinador del rodaje y su producción fue otro de los aciertos, dado su dominio de la cámara y sus recursos para traspasar la piel de los protagonistas.

Los testimonios bordearon en muchos momentos el surrealismo. Tal es el vértigo del cambio vivido en apenas un siglo. Familias de ocho miembros que compartían dos colchones. Menús imaginativos para engañar al hambre que, entonces sí, se colaba por todas las rendijas de aquellos humildes hogares. Música por doquier con la que refrendar aquello de que «aunque no tengan sustento, vivirán siempre contentos». Y relatos sobre las estrecheces del día a día camino de las fuentes a por agua, de los lavaderos a preparar el ajuar, o de los pueblos de interior para despachar la pesca.

Partos con comadronas reclutadas entre el vecindario, velatorios en los que los pésames se colaban hasta la cocina. Los bares de las vitales partijas de las tripulaciones. Las tienducas que abastecían de género y de ganas por lo inalcanzable. Barcos a la deriva que desaparecían al tiempo que Santander ardía y emergían con su tripulación intacta en tierras francesas tras 41 días que casi clavaron a los de Noé y su arca. Y así hasta el infinito de sabrosas historias contadas con gracejo por los dieciséis personajes que lo bordan a la hora de encarnar el papel de sus vidas. Diluvio de anécdotas y referencias que harán la delicia de historiadores y etnógrafos cuando se acerquen a un largometraje que derrocha autenticidad y que debieran visionar las nuevas generaciones para relativizar sus agobios cuando las cosas parecen torcerse.

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