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A las ocho y media de la mañana ya había una cola de una quincena de personas aguardando la reapertura de la piscina municipal de Laredo. Tras ocho años de cierre, ayer, al fin, se abrió el candado que devuelve a la vida ... esta instalación municipal. Que los vecinos tienen ganas de darse un chapuzón quedó patente con su constante afluencia a la recepción en busca de información sobre las tarifas y las actividades. Los más ansiosos atravesaron el torno de acceso y se animaron a hacerse unos largos en alguna de las seis calles del vaso grande.
Durante toda esta semana, la entrada para darse un baño es libre. Una medida, promovida por el Ayuntamiento, para invitar a los laredanos a probar y disfrutar de la remodelada instalación. José Luis Bárcena, de 71 años, no se lo pensó dos veces a la hora de acercarse. Cuenta, desde dentro del agua, que está recién operado de la cadera y el médico le ha recomendado hacer ejercicios en la piscina. «He querido venir el primer día con mi señora y esto está de maravilla. Para lo que tenemos un problema como el mío, mejor imposible», dice apoyando los brazos en el borde del vaso.
«Tenía que haberse abierto ya hace tiempo». Y es que la espera, desde que se clausuró en 2015 por riesgo de desplome, ha sido demasiado larga. «Lo estaba deseando. A la piscina de Colindres puedes ir un día, pero en verano con todo el tráfico que hay es más trastorno. Si lo tenemos aquí no necesitamos coger el coche ni nada». Su intención y «la de todos los de casa» es sacarse un bono para acudir con asiduidad. «Por las tardes, traeré a mi nieta, que sabe nadar un poco, pero tiene que coger más estabilidad», dice. ¿Y qué tal está la temperatura del agua? «Ni caliente, ni fría. En su punto», responde a la par que vuelve a sumergirse.
Como curiosidad, la piscina de Laredo es de agua salada. Es una de las características de la nueva instalación que apunta su coordinador, Alejandro Belaustegui. Durante todo el día de ayer, junto con otra compañera, no paró de atender a futuros usuarios para ponerles al día de los servicios disponibles y sus precios. «Nos están preguntado por todo, pero lo que más está interesando son los cursos de natación para niños. Están viniendo muchas familias a informarse». A todos les explicó que hasta el día 27 está abierto un periodo de preinscripción. «Como las plazas son limitadas y hay mucha demanda, se realizará un sorteo y los días 29 y 30 de septiembre llamaremos uno por uno a los que les haya tocado». El mismo proceso se seguirá para las actividades deportivas que se impartirán en una sala de la instalación como aerobic, pilates, total body conditioning, funcional, segunda juventud y psicomotricidad.
El coordinador destaca que la acogida está siendo «muy buena». Desde primera hora, «ha entrado bastante gente a la piscina y cuando salen les preguntamos qué les ha parecido y nos trasladan que están bastante contentos, que les gusta mucho y, sobre todo, que tenían muchas ganas». Ponen en valor el amplio espacio, el ambiente y el nuevo techo. «Lo de que sea agua salada también les llama la atención. Tiene muchos beneficios para la salud». Otra de las novedades que resalta el responsable, es que se dispone de una silla especial para que las personas con movilidad reducida puedan acceder fácilmente. «Es una instalación inclusiva para que todo el mundo pueda hacer uso de ella». Además, hay vestuarios adaptados y un ascensor.
Para aquellos que aún no se manejan en el agua y sobre todo, destinado a los niños, junto al vaso grande hay otro más pequeño. «Los que no sepan nadar, que no se preocupen porque daremos cursos de iniciación para adultos y también habrá un curso de matronatación». La piscina funcionará a pleno rendimiento.
El pejino Honorio Amado ya utilizaba la piscina antes de ejecutarse la restauración que tantos retrasos ha sufrido. «Tenía ganas todo el pueblo de Laredo de que se abriera». Poco después de las once de la mañana Honorio ya estaba a remojo. «Me ha cuadrado que he podido venir el primer día y siempre me gusta por mañana porque hay menos gente y se está más cómodo». La nueva estructura nada tiene que ver con la de antes. «Los techos los veo diferentes. El cambio es considerable. En la última etapa estaba en precario, tenía goteras y por eso la tuvieron que cerrar». Él lo ha echado mucho en falta porque sufre poliomielitis y «siempre he nadado».
En la calle de al lado, Marina sale del agua tras hacer veinte largos. «He visto que había salido mal tiempo y he venido a estrenar la piscina», cuenta sonriente. Vive en Amurrio, pero tiene un apartamento en Laredo donde pasa cinco meses al año. «Cuando hace bueno te vas a la playa, pero si hace malo apetece venir». Ella se va a sacar el bono de quince días. «Estaba deseando poder venir y he visto que tiene de todo. Está fenomenal».
La mayoría de vecinos se dejaron caer por recepción en busca sobre todo de información. Iker y Marta acudieron a apuntar a sus hijos de 8 y 3 años para que aprendan a nadar. «Nosotros no hemos podido llevarlos a la piscina de otros municipios por problemas de transporte». Otros, como José, acudieron para «ver cómo va el tema». «En invierno te apetece darte un chapuzón y se ha echado en falta».
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