«Los remeros también nos mareamos»
La Conversación ·
Ganador de seis Banderas de la Concha, disfruta su jubilación en Laredo, donde enseña a a jóvenes y adultos a remar de forma lúdicaSecciones
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Ganador de seis Banderas de la Concha, disfruta su jubilación en Laredo, donde enseña a a jóvenes y adultos a remar de forma lúdicaSu primera temporada alejado de la alta competición le ha permitido abrirse a otras facetas. Durante el curso ha salido a la bahía de Laredo con estudiantes de los institutos. Y de forma esporádica también ejerce de patrón para personas adultas que buscan probar nuevas ... sensaciones. Esos tripulantes muchas veces ignoran que su instructor es una leyenda de las traineras. Algo que Juan Mari Lujambio (Donostia, 1961) lleva con naturalidad. Su pasión por el remo la heredó de su abuelo y de su padre, dos grandes en esta disciplina. Conversador alegre e inquieto, conserva amigos en todos los puertos del Cantábrico, donde culminó junto a sus hombres regatas que ya son parte de la leyenda.
-¿Por qué Laredo?
-Creo que por el destino de la vida. Mi mujer es cántabra. Haciendo el Camino de Santiago, por la costa, pasamos por Laredo. Y salió la conversación de que me gustaría como lugar para vivir. Eso fue en octubre. En diciembre, la empresa me invitó a prejubilarme. Escogí Cantabria porque me gustaba. Mi padre, en 1970, estuvo en El Astillero, donde yo vine como patrón a finales de los 90. Luego fui a Castro Urdiales. Estoy súper encantado. Disfrutando de la vida.
-Lo que está claro es que lo suyo es estar cerca del mar.
-Sinceramente, me gusta más la montaña. Yo me hubiera instalado en la zona de Seña, pero no conseguí convencer a mi mujer. Ella tenía claro que debía de ser un lugar que tuviera cerca la playa (ríe). Estamos en un entorno privilegiado. Lo tenemos todo. A la espalda, la montaña; y de cara, el mar.
-¿Le gusta salir a pescar?
-Me voy a sincerar: me mareo. Los remeros también nos mareamos. Cuando estamos compitiendo, hay olas de dos metros y no te enteras, porque estás haciendo deporte y la cabeza está concentrada. Pero cuando terminas, siempre hay alguno que dice de regresar rápido. Yo soy uno de los que se marea. Tengo a mi amigo Pedro Pardo ('Flechero' le llamamos), que me ha invitado a salir en el barco a pescar, pero yo siempre le respondo que cuando la mar esté como un plato.
-La Bandera de la Concha es la Olimpiada del Remo. ¿Cuántas suman padre e hijo?
-En total mi aita (padre) tiene cinco, y yo seis. Y el aitona (abuelo), también ganó una.
-Junto al biberón venía el remo, ¿verdad?
-Yo creo que sí. La vida del aita era el remo. Él era redero, hacía redes, estrobos, y todo era remo. En 1977 empecé en banco móvil, de timonel, y pronto di el salto a la trainera. Con 24 años, en 1986, gané la primera Concha.
-¿Qué consejo le daba su padre?
-Que fuera yo. Y lo primero, aprender. El patrón tiene que tener unas cualidades: ser ligero, habilidoso, con carácter, psicólogo, y eso es algo que se consigue a base de años y de madurez.
-Pocos entenderán mejor la mar que ustedes.
-Al final, el patrón tiene que tener mucha visión a la hora de coger ola. Tenemos que controlar distintos aspectos técnicos y tácticos que dominar. Hoy en día tienes ayudas del exterior, que te lo facilitan. Llevas un pinganillo y están viendo por el GPS la posición, y eso te ayuda mucho. Estoy a favor de esas cosas. Pero no comparto que te dirijan desde tierra. Recuerdo que me decían: ¡te viene una ola, prepárate! Es como si a un surfista le dices cuándo tiene que coger la ola.
-Decía que hay que ser psicólogo.
-Estás once meses compartiendo el día a día. Terminas siendo como una familia. Haces de motivador. Y hay remeros que me piden que saque de ellos lo mejor.
-No se le caen los anillos para salir con estudiantes
-Tenía un poco de miedo, porque soy una persona con carácter, sobre cómo actuar con chavalucos de 13 a 16 años. Cómo voy a dirigir ese rebaño. Yo, al rebaño grande, ya le sé dirigir. Pero la juventud ha cambiado. Los chavales tienen otra forma de pensar. Sin embargo, la experiencia me ha venido muy bien. Yo mismo me he sorprendido. Me ha enseñado que también tengo paciencia, no sólo mala leche.
-También enseña a adultos.
-Hay una empresa de Liendo, de deportes de aventura. Yo les propuse que añadiesen el remo en su oferta. Tenemos la embarcación preparada, la 'Naturala'. Probaron y les encantó. Tenemos un acuerdo con el Laredo Remo Club y yo soy el patrón.
-Muchos, alucinarán
-La gente de fuera no, pero quien sabe de remo, se queda así, como diciendo: ¡que vamos con Lujambio! Pero, a ver, yo soy una persona normal, que no alardeo de nada. Es muy bonito que te saluden. Esa es la satisfacción del remo, que te reconozcan, que te aprecien.
-Pero la competición no la ha dejado del todo.
-Gracias a Dios, físicamente me encuentro bien, estoy motivado, tengo ilusión. Pero necesitaba parar. El remo ha cambiado mucho. A la juventud le falta involucrarse y compromiso. Vivía estresado. Me llamaron del Club Fortuna (en San Sebastián )para la liga de veteranos. Me pidieron ayuda para darles el plus que necesitaban. Hemos ganado siete banderas y la liga. Hay un ambiente muy bonito.
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