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Los montes que rodean el pueblo de Turieno (Camaleño) son un laberinto de senderos y espesos bosques de encinas y madroños. Un reto para el centenar de guardias que persiguen desde el amanecer del martes a Luciano José Simón Gómez. Y una oportunidad para que ... el hombre más buscado de Cantabria continúe con su disparatada huida.
Desde la casa familiar de 'Simón' -como le llaman los vecinos de la zona- existen distintas vías de escape hacia el monte. Al norte y al sur de Turieno se encuentran algunos de los bosques más frondosos de la comarca de Liébana. Zonas de difícil acceso donde la naturaleza, aprovechando que apenas quedan ya cabras que hagan un desbroce natural, ha ido ganando superficie y espesor.
Los montañeros que conocen bien la zona destacan tres montes cercanos donde localizar a un fugitivo sería como buscar una aguja en un pajar. Dos de ellos están al norte de Turieno: Arabedes, al nordeste, y la zona del Coterón, al noroeste. Entre ellos y el pueblo donde se produjo el tiroteo sólo están las casas que, siguiendo el río Mancorbo, conducen al pueblo de Argüébanes. Es la vía de escape más lógica, pero no la única.
Al sur, y no muy lejos, están los bosques que rodean La Viorna, uno de los montes emblemáticos de la zona. Esta alternativa es más arriesgada, ya que el fugitivo tendría que haber atravesado la principal carretera del entorno, la comarcal CA-185, y haberse acercado demasiado a una zona de gran afluencia turística como es el monasterio de Santo Toribio de Liébana. A cambio, las faldas de La Viorna ofrecen bosques de gran espesura que dificultarían enormemente la búsqueda.
Por último, no hay que olvidar que Turieno, como el resto de pueblos de Camaleño, vive a la sombra de los Picos de Europa. Desde la cercana Argüébanes comienza el sendero que lleva a los puertos de Potes y la Canal de San Carlos, vía de entrada al macizo oriental de Picos y desde donde se puede acceder a su vez a Bejes, a Tresviso y al refugio de Ándara.
El collado de San Carlos está además lleno de bocaminas: pequeñas entradas excavadas en la roca por los mineros, que ofrecen abrigo y escondite. Ninguno de los testimonios recogidos sobre el fugitivo hablan de que fuera aficionado al monte. Pero, en una huida desesperada como la que ha emprendido, no se puede descartar nada.
El monte Arabedes
. Desde Turieno sale hacia el norte una pequeña carretera, la CA-886, que lleva hasta Argüébanes. Desde allí, distintos senderos conducen al nordeste, donde los espesos bosques de encina y madroño del monte Arabedes ofrecen refugio frente a las batidas de los helicópteros que buscan desde el aire alguna pista de Luciano José Simón. Desde esta zona de bosque, donde los senderos se cruzan y desaparecen, la naturaleza crece salvaje y es imposible seguir un rastro. Este monte comunica con otras poblaciones al norte de Potes, como Viñón y Colio, desde donde se puede descender por caminos y pistas forestales hasta el valle del Deva, donde se encuentra la principal vía de acceso (y escape) de Liébana, la carretera nacional N-621.
La zona del Coterón
La localidad de Argüébanes (Camaleño), 2,5 kilómetros al norte de Turieno, también linda al noroeste con otra zona de monte y bosque muy difícil de peinar para el dispositivo de búsqueda: lo que los lugareños conocen como la zona del Coterón y de Fuentevieja. Estos montes plagados de arboledas llevan años regenerándose. Desde que la ganadería caprina, que se encargaba de tener los bosques a raya, ha ido desapareciendo de la comarca de Liébana, estos montes forman una barrera boscosa entre los pueblos de Camaleño y las faldas del macizo de Ándara. La localidad más cercana a esta zona del Coterón es Lon. Desde allí también se puede ir hacia el norte, hacia la Canal de San Carlos, que da acceso a la zona oriental de Picos de Europa.
El macizo de Ándara
Un montañero experimentado tendría que estar en plena forma para llegar en una sola jornada desde Turieno hasta el collado San Carlos, en el macizo oriental de Picos. Entre ambos puntos hay un desnivel de 1.710 metros. Y el fugitivo, Luciano José Simón, tiene antecedentes de todo menos de montañero. Pero es una de las vías de escape que podría haber seguido y que ofrece tantos escondites como registros realizaron los mineros en la roca del collado San Carlos. Allí se abren numerosas bocaminas que ofrecen resguardo a todo el que lo necesite, para bien o para mal. No obstante, se trata de un entorno de escasa vegetación, fácil de controlar para los helicópteros. Desde este lugar se puede acceder a pueblos como Tresviso y Bejes.
La Viorna
Las faldas del monte La Viorna son frondosas y extensas. En ellas es fácil perderse y difícil encontrar cualquier cosa, menos aún alguien que no quiere ser encontrado. Es un lugar perfecto para esconderse, pero para llegar hasta allí Luciano José Simón tendría que haber cruzado la carretera comarcal que comunica Potes y Fuente Dé, arriesgándose a ser visto aún cuando entonces ni siquiera la Guardia Civil supiera que se había fugado ya de su trinchera en la casa de sus padres. Además, cerca de esos bosques está uno de los principales reclamos turísticos de Liébana, el monasterio de Santo Toribio, lo que dificulta aún más una huida sigilosa. No es obligado pasar por allí para llegar a los bosques de La Viorna, que están plagados de senderos, pero está realmente cerca.
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