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Aparcamiento de Santo Toribio este martes a las doce (hora de la Misa del Peregrino). Unos cincuenta coches y todas las plazas de autobús libres. Roberto Ruiz
Decepción jubilar en Liébana

Decepción jubilar en Liébana

La sensación en los negocios de Potes es que la promoción se olvida de la comarca y no llega fuera de Cantabria

Miércoles, 2 de agosto 2023, 07:09

«Haz la prueba, tú pregunta». Eso dicen los hermanos que atienden la Ferretería Gutiérrez-Fernández, próxima a la Torre del Infantado. Venden –además de lo propio de una ferretería– objetos de menaje y de recuerdo que uno se lleva en la maleta cuando vuelve a casa de las vacaciones. Que si los turistas que pasean por Potes un martes por la mañana de agosto saben lo que es el Año Jubilar. Encuesta rápida, sobre la marcha. Una pareja de Burdeos, Francia: no. Una familia de Alicante: tampoco. Otra de Valencia: «No sabíamos nada, lo hemos visto aquí». Una mujer de Sevilla que pide las bebidas para su familia en la barra de Bodega Aguilar, en la calle Cántabra: «yo tampoco». En Potes hay un malestar evidente con la promoción del Año Santo. La conciencia general es que pocos de los que vienen de fuera –en Santo Toribio es otra cosa– saben algo del asunto. Pero lo que más repiten –y loque más les molesta– es otra cosa. Ponen como ejemplo la programación de actos del último fin de semana. Festival Origen y concierto de Alejandro Sanz en Santander, de Aurora Beltrán en Vioño, de folk en Puente San Miguel y la muestra Symphony en Laredo. Incluso, en el anterior, citas con la camerata de la UC en Santillana y Laredo, y otro concierto de El Norte en Liencres. En esos días, en Liébana hubo una carrera en Mogrovejo y una exposición que lleva meses inaugurada en el mismo Potes. «¿De qué me sirve que hagan un concierto en Santander promocionando el Año Santo? Hoy no tengo ninguna reserva y ayer, de ocho a once, estuvimos casi solos. Está siendo peor que un año normal», resume Pedro Martín, del restaurante La Cántabra.

Jesús Prellezo es el responsable del Hostal Remoña, en Espinama (Camaleño). Es, además, miembro de la Junta Permanente de la Asociación de Hostelería, que este miércoles se reunirá con el Gobierno de Cantabria para abordar este asunto. Anda respondiendo correos y organizando reservas. «Nosotros estamos trabajando. ¿Más o menos que otros años? No sé decirte. Lo que sí puedo decir, por lo que me dicen los peregrinos que vienen es, por un lado, que hay necesidades de servicios a lo largo del camino. Que hay que ofrecer un servicio de calidad para que vengan todo el año. Eso y que fuera de Cantabria no se ve la promoción del Año Jubilar». Sobre eso último, uno de sus empleados, gallego, irrumpe en la conversación. «Hasta que llegué aquí –en marzo– nunca había oído hablar del Camino Lebaniego». A Prellezo le parece «genial» que se hagan «conciertos y eventos en toda Cantabria». «Pero que se hagan cosas en Liébana. Y tal vez una parte del dinero de patrocinios que va a eso debería ir al camino. A darle visibilidad y servicios para fijarlo a lo largo del tiempo. Para eso también tienen que implicar a ganaderos y a la gente que vive en los pueblos. Hay que sentarles a la mesa y contar con ellos».

De negocio en negocio

Ferretería Guitérrez-Fernández

Antonio Gutiérrez

«Peor que ningún otro Año Jubilar. Casi nadie lo conoce y los de fuera nos preguntan qué es»

Casa Güela

José Vicente Verdeja

«En Santander tendrán sensación de Año Jubilar con buenos conciertos, pero aquí nada»

Productos típicos El Tarugu

Silvia Duque

«Nos tienen muy descontentos. Hacen todo en otros sitios. Echamos en falta más actos»

Bodega Aguilar

Javier Varela

«¿El año qué? No se está notando nada y no nos estamos enterando de ninguna promoción»

De Espinama a Santo Toribio. Son cerca de las doce y en el aparcamiento hay unos cincuenta coches, pero las plazas de los autobuses están libres. Todas. Hay gente, pero no aglomeraciones. La misa del peregrino sí que se llena y, de hecho, uno de los curas sale por la Puerta del Perdón micro en mano y explica de forma animada qué supone la celebración. «¿De dónde vienen?», pregunta. Barcelona, Guadalajara (México), Segovia, Lanzarote, Tulsa (Estados Unidos)...

Soportales en el centro de Potes este martes Roberto Ruiz

Unos saben de qué va la cosa y otros no tanto. «Somos de Sevilla, estamos aquí unos días y nos hemos enterado al llegar», comenta Antonio Mensaque. José Manuel García, de Vitoria, viene con un grupo haciendo el camino. Ellos, claro, sí que saben. «Por un foro. La información en la web y la señalización está bien, pero las entradas y salidas en algún pueblo... Tal vez acostumbrados al de Santiago, no lo hemos visto demasiado bien». Patricia Peinador, de Madrid, pasea con dos críos por las inmediaciones del monasterio. «Llevamos viniendo a la zona 25 años y lo sabíamos, pero si me preguntas si se sabe en Madrid te digo que no. Y yo he intentado buscar actividades para hacer con los niños al aire libre y más allá de conciertos no he visto».

En Potes

Toca bajar a Potes. «Sí que hay un malestar. La sensación en Liébana es que se utiliza el Año Jubilar para completar los programas de fiestas de muchos ayuntamientos. Unos que tienen que ver con el camino y otros que no. Yo entiendo que no es sólo patrimonio exclusivo de Liébana, pero sí que se deberían aprovechar los patrocinios más para la promoción fuera de Cantabria que para completar programas de fiestas. Se destinan muchos recursos a cientos de actos y menos a la promoción fuera de Cantabria». La reflexión es de Javier Gómez, el alcalde de Potes. Recuerda el fiasco con Andrea Bocelli, el acto que se organizó con Ara Malikian en abril –de ese todo el mundo habla bien– y lo poco (es la opinión general) que ha habido en Liébana desde entonces... Y pone como ejemplo lo de los últimos fines de semana.

Foto de recuerdo ayer. Había gente en Potes, pero nada llamativo. Roberto Ruiz

¿Se está trabajando menos? Bueno, aquí hay matices. Unos negocios dicen que sí, pero otros aseguran que en julio han cerrado algo mejor que el año pasado. En general, sí que se palpa que el balance de lo que va de año tiene algo de decepción. «Peor que ningún Año Jubilar», resume Antonio Gutiérrez en la ferretería. Ellos no dudan. «En Santander tendrán sensación de Año Jubilar, que hacen conciertos buenos, pero aquí, poco. Se hace mucho fuera y poco aquí. Otros años hay atascos de mesas, ahora no. Es verano y al final del día sale la caja (y no a todos), pero no llenamos y no se nota que sea un año diferente por el Año Santo», dice José Vicente Verdeja, de Casa Güela.

Más paseo. Más preguntas. En las tiendas de los arcos hablan también de los precios, las obras del Desfiladero... Pero con el mismo toque pesimista. «No hay la afluencia que se esperaba». «¿Año qué?», ironiza Javier Varela en Bodegas Aguilar. en plena calle Cántabra. «No nos hemos enterado de ninguna promoción. El turismo religioso sube al monasterio y se va. Está siendo flojo». Y lo mismo dice Alberto Pardueles, que vende productos típicos en La Abuela Taly. «Echamos en falta más cosas. Pensábamos que iba a ser, mínimo, como el último año. Y no». Silvia Duque, justo en frente, en la puerta de 'El Tarugu', asiente. «Nos tienen muy descontentos».

«¿Tienes sitio?», le preguntan a Pedro Martín, tras la barra. «Fuera, dentro o arriba. Donde queráis». Una cosa es cierta. Martes, primero de agosto. Había sitio de sobra para comer en Potes.

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