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Como ha vuelto a quedar demostrado, tras años de promoción ahora es un evento masivo, pero algunos de los que este domingo hacían cola desde primera hora de la mañana en la explanada frente al Monasterio de Santo Toribio de Liébana recordaban como, durante mucho ... tiempo, la apertura de la Puerta del Perdón pasaba totalmente desapercibida. No atraía a los dos millones de peregrinos que el Gobierno regional calcula que pasarán por el templo a lo largo de los próximos 365 días, pero es que ni siquiera nadie aspiraba a recibirlos. Pese a ser uno de los cuatro lugares santos de la Cristiandad junto a Jerusalén, Roma y Santiago y una parada obligada para los primitivos caminantes que convirtieron el viaje compostelano en la primera gran vía de vertebración de Europa, durante siglos el fervor religioso y el despliegue cultural que ahora es emblema del evento estuvo contenido.
Durante el grueso de las últimas ediciones de estos 74 años jubilares que han transcurrido desde que Julio II (conocido como el Papa guerrero) firmara un 23 de septiembre de 1512 que otorga a los peregrinos que llegan a Santo Toribio la gracia jubilar que conduce indulgencia plenaria para el perdón de todos los pecados, la cita no reunía más que a un puñado de vecinos de la comarca. Ahora sí está en el lugar que le corresponde por historia y tradición religiosa, pero es que, además, supondrá una inyección económica de 200 millones de euros para la región.
Pero este domingo -es Año Jubilar porque el día del santo cae, precisamente, en domingo- la protagonista era la Puerta del Perdón. La que se abrió a eso de las 12.15 horas -estaba previsto al mediodía- y que recibirá peregrinos hasta el 16 de abril de 2024. «Este Año Jubilar dejará una profunda huella en nuestras vidas. Os lo aseguro». Así concluyó su homilía el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, que celebró la primera misa tras la inauguración del evento junto a sus homólogos de Palencia, Oviedo, León -por partida doble, porque estaba el obispo titular y el emérito- y el de Astorga.
La eucaristía y la posterior actuación del grupo coral Solvay Ensemble han cerrado la celebración, pero antes se ha cumplido escrupulosamente con la tradición. Voltearon las campanas del monasterio al mismo tiempo que las de todas las iglesias de la Diócesis y, a partir de ahí, la lectura del escrito con la bula papal, la oración del Jubileo y los tres martillazos a la puerta antes de que entrara la comitiva de autoridades, acompañados por los integrantes de la Cofradía de la Santísima Cruz. La primera peregrina, que pasará a la historia de este Año Jubilar y fue también la que más madrugó, en realidad cruzó después de las autoridades eclesiásticas, civiles y militares, mientras estaba empezando la misa.
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«En el nombre del señor, declaro inaugurado el Año Jubilar», decía Sánchez Monge frente a la puerta con tono solemne y mientras cientos de fieles se santiguaban: «Mientras atravesamos sus umbrales, recordaremos tus palabras. Que marcados por la cruz del señor construyamos un mundo de paz y justicia, mientras peregrinamos a la casa del padre». Los mensajes festivos, las invitaciones a creyentes, agnósticos y ateos a peregrinar y a participar en los más de 400 eventos culturales diseñados por la Consejería de Turismo corrieron a cargo de los políticos. El obispo se centró en lo religioso.
«Hemos abierto la Puerta del Perdón. Entremos por la Puerta que es Jesús e invitemos a entrar a todos los hombres. No nos comportemos como los discípulos primeros que tenían cerradas las puertas por miedo a los judíos. Jesús quiere ser para nosotros la Puerta verdadera que elimina los miedos y nos lleva al corazón del Padre. Hagamos una Iglesia de puertas abiertas como nos pide el Papa Francisco. Hoy, aquí en Liébana, una vez más, Cristo nos recuerda que nuestra tarea es esta».
Mensajes sobre la humildad, la amistad, la familia… Y sobre la cruz de Jesucristo. «La cruz fue el primero de los instrumentos de la Pasión de Cristo que fue venerado en forma de reliquia. El Monasterio de Santo Toribio de Liébana alberga, como sabemos, el mayor trozo de madera de la cruz de Cristo», continuó. Esa presencia del Lignum Crucis y la relación del monasterio con Beato de Liébana, el monje que marcó las líneas de la Cristiandad en el siglo VIII y que señaló a Santiago como patrón de España, es lo que llevó a Julio II a firmar la bula papal. «Nos hemos acostumbrado a ver la cruz en nuestras iglesias, en las casas, en los cementerios y muchas veces no nos dice nada. Hacer la señal de la cruz no puede convertirse en un gesto rutinario. Pero la Cruz es una verdadera cátedra donde los cristianos descubrimos al Dios en quien creemos», concluyó el obispo.
Todo como manda la tradición, con una novedad. Hoy, los artesanos de la Asociación de Alfombristas do Corpus Christi de Ponteareas llevaron a cabo una particular ofrenda floral, elaborando una alfombra de flores naturales con la imagen del Lignum Crucis que lució frente a la puerta santa desde primera hora. «Hemos empezado a las siete de la mañana y hemos estado haciéndolo cuatro horas. Cuesta mucho y se va muy rápido, cuando la gente empieza a pasar por encima y se pisa. Es arte efímero», resumía Fernando Centenera, uno de los 28 creadores de la alfombra, perfilada con restos de mazorcas de maíz y dibujada con hojas de eucalipto, caña de india recortada, claveles rojos y amarillos y brezo tostado. «Lo aprovechamos todo», explicaba el artesano, que el pasado fin de semana hizo una creación similar frente a la catedral de Segovia y el siguiente irá junto a su grupo a Valencia.
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Daniel Martínez
Más tradiciones: la de adorar el Lignun Crucis tras la misa. Esta vez, con un gesto delante de la reliquia. Sin besarla ni tocarla. Los primeros en hacerlo fueron los que siguieron la eucarístía desde el claustro, después los que estaban dentro del monasterio –frente al calor al sol del exterior, estos sí que pasaron frío– y, por último, siguiendo el recorrido, los que estaban en la calle e iban entrando mientras se despejaba el interior. Un diácono salió a la explanada para dar a estos últimos la comunición mientras desde el Obispado recordaban las dos causas a las que irán los donativos que se recojan e los próximos 12 meses: un proyecto humanitario en Alepo (Siria) y otro diocesano con personas que están en prisión.
«Aunque nos corresponda ocuparnos de la parte cultural, de la parte del entretenimiento, de la parte festiva que da visibilidad al Año, es la razón religiosa el argumento más sólido y de peso para la celebración del Año Jubilar Lebaniego», dijo el consejero de Turismo, Javier López Marcano, que se comprometió a dar «más visibilidad y universalidad» a la celebración. «Tenemos la obligación y la responsabilidad», insistió el regionalista, que está convencido de que este será «un Año Jubilar Lebaniego exitoso», como demostró el potente arranque con el espectacular concierto de Ara Malikian que congregó a más de 6.000 espectadores».
El Gobierno de Cantabria no resta peso a la parte religiosa, pero en esta ocasión quiere que el Año Jubilar Lebaniego crezca no tanto en visitantes –que también–, sino en peregrinos. «Este año quizás somos algunos menos, pero lo que sí que hay son muchos más peregrinos. Mucha más gente con mochila y bastones de montaña». Porque hoy frente al Monasterio de Santo Toribio, antes del momento estelar de la apertura de la Puerta del Perdón, el público que se congregaba era muy heterogéneo. Los equipados con ropa deportiva, pero también muchos –no solo las autoridades políticas– con el traje de las grandes ocasiones, otros uniformados como la Casa de Cantabria en Burgos o los grupos católicos juveniles con el pañuelo al cuello… Y mucha seguridad. Más allá de las complicaciones de los eventos multitudinarios, la jornada transcurrió sin problemas.
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