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El Orujero Mayor Quico Taronjí se refirió este sábado a la villa de Potes como un lugar «de cuento, con las calles empedradas, la madera de los muebles, las cortinas viejas...». El homenajeado dejó una cosa clara sobremanera: que Liébana le encanta y que ya ... se siente un poco lebaniego. Lo dijo sin utilizar estas palabras, porque el periodista recitó –sí, recitó– sobre el escenario. Después de recibir la insignia que le acredita como orujero de las manos de Mariano Linares, vestido de cofrade. Entre los aplausos de un público entregado y agradecido, el presentador entonó las consecuencias de beber un chupito de orujo, dos, tres, cuatro y así hasta diez: «el primero entra muy bien, pasa fino», «el tercero es portentoso», «¿y el décimo? Mira que vamos a pique».
Enroló a los lebaniegos en una travesía, la de decir unas palabras, de la que salió ileso y vencedor. Y quedó claro que además de comunicador, Taronjí es capitán de yate. Una faceta, la de deportista, en la que también se incidió. «Un ser apasionante con un espíritu siempre humilde», dijeron. Poéticamente también, expresó el Orujero Mayor, que «aquí, cada saludo lleva la fuerza de esas piedras enormes que nos circundan, cada apretón de manos es de verdad, de esos que después tienes que pedirle hora al traumatólogo». Y siguió: «Que cada sonrisa es tan cálida que fundiría un glaciar, tan sentida y sabrosa como el sorbo de ese orujo nuestro de cada día». Porque esta tierra, insistió, «es bendita, es sagrada y lo mismo custodia la Cruz de Cristo, que te inflama el espíritu como a un místico y te lleva al cielo sin necesidad de pasar por el purgatorio». Hizo gala de dominar el lenguaje en un homenaje que, aseguró, «me abruma».
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Por su parte, el alcalde de Potes le recordó que ser Orujero «es un honor que te invita a ser más lebaniego que nunca». Gómez hizo alusión en su discurso a la tradición de destilar el aguardiente de sus antepasados. Una labor que ha sido recuperada por aquellos que han continuado con lo que hicieron sus ancestros.
Y la presidenta del Gobierno explicó orgullosa que Liébana es una tierra a la medida «de lo que nos gusta» y declaró que «vamos a pelear para que esta fiesta sea de Interés Turístico Internacional». Potes comenzó este sábado la tarde con el multitudinario desfile de cofradías gastronómicas, grupos de danzas y asociaciones de trajes regionales que recorrió las principales calles del municipio hasta la carpa situada en el ferial de la Serna. Entre ellos estaba Miguel Ángel Rebanal, que portaba el diploma acreditativo que más tarde el alcalde de Potes le entregaría al Orujero. Con albarcas, escarpines, medias de lana, pantalón, camisa blanca, chaleco y gorro, se dirigía a la carpa Miguel Ángel, luciendo el traje típico del mozo lebaniego.
Además del diploma, a Taronjí le entregó la alquitara Buruaga. Después, el periodista encendió la de verdad, la de la caseta oficial del Ayuntamiento de Potes, para a continuación recorrer las casetas de los empresarios orujeros brindando por Liébana. La noche continuó con actuaciones musicales y la cata comentada de aguardiente. Este domingo se entregará la alquitara de oro al mejor aguardiente de orujo del año –en la pasada edición ganó Mariano Camacho–.
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