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Pilar Chato y Vicente Cortabitarte
Santander
Jueves, 12 de julio 2018, 12:56
«Me estoy deprimiendo». Con estas palabras describe Jesús Maestegui la situación en la que se encuentra su supermercado en la zona de La Barquera, en San Vicente, uno de los municipios más afectados por la tromba de agua que provocaron las tormentas de la tarde-noche pasadas ... . La lluvia empezó sobre las 21.00 horas con tal intensidad, que según datos de Aemet, en esta localidad se llegaron a recoger 16 litros en apenas diez minutos. La Barquera y la zona de la playa de Merón han sido las más afectadas, «como siempre», explican los vecinos. Maestegui señala que en su supermercado se han acumulado 70 centímetros de agua con lo que se ha dañado toda la mercancía. La inundación ha afectado al local, el almacén y a los garajes colindantes, explica el propietario del supermercado, quien señala que al agua bajaba por la calle con tal fuerza, y así entró en el local, que «ha movido las cámaras y salía por los baños. Bajaba como un río». No es la primera vez que pasa. Señala que se hicieron unas obras que «se suponen iban a mejorar las cosas», pero sigue inundándose.
Quienes también sufren esas inundaciones cada vez que llueve fuerte son los vecinos de la zona de la playa de Merón. En el Hotel Playa de Merón se acumuló medio metro de agua en los garajes y esta mañana terminaban de limpiar los daños de la tormenta de anoche. Enrique Corsini, director del hotel, se lamenta de que se trata de un problema estructural porque las aguas de lluvias y las del saneamiento tienen la misma canalización y cuando llueve el sistema no puede con todo. «Hay un proyecto para solucionarlo pero está parado en Santander desde hace tres años». «Esto nos pasa 30 o 40 veces al año», se lamenta.
La zona occidental de la región ha sido una de las más afectadas por las lluvias de anoche. En Cabezón de la Sal el agua bloqueó alcantarillas y provocó inundaciones en la avenida Concha Espina, en el barrio Las Tueras y en parte de la carretera N-634. Pablo Casal, propietario del bar El Jardín explica que su establecimiento estaba lleno de gente porque era la hora de partido del mundial. El agua no entró porque el local está en alto pero los clientes no podían salir debido a la fuerza del agua que arrastraba barro y piedras. Tuvieron que marcharse por la puerta de emergencia. Casal explica que ya ha pasado otras veces -como el pasado 30 de junio- cuando llueve mucho, que las arquetas no pueden con todo el agua.
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