Alfoz saca a subasta cinco parcelas a bajo precio para evitar la despoblación

Para garantizar que el proceso se realiza de forma escrupulosamente justa, el Consistorio ha aprobado un reglamento de enajenación de fincas con destino al asentamiento de población en el municipio. El documento recoge, entre otros aspectos, que los adquirientes deberán «empadronarse en Alfoz de Lloredo y tendrán la obligación de edificar en la parcela y solicitar la preceptiva licencia de obras en el plazo de un año desde la adquisición». Tendrán a su vez que presentar la documentación pertinente «para la construcción de una vivienda unifamiliar, en los términos establecidos en el planeamiento urbanístico». Una vez otorgada la licencia, dispondrán de otros dos años como máximo para ejecutar la obra.

Pero hay más. Para garantizar que el adjudicatario se queda a vivir en el pueblo alfocense, «éste asume el compromiso esencial de residir en el municipio de manera efectiva al menos durante un periodo mínimo de doce años». Se entenderá que los interesados «cumplen este requisito cuando ocupen la vivienda durante al menos 183 días al año». De esta manera, asume Bretones, «evitamos que conviertan las residencias en casas de vacaciones», lo que daría al traste con el objetivo principal del Consistorio, que es lograr que las familias se queden a vivir en Alfoz. El motivo es fácil de entender y complicado de solucionar: «el envejecimiento de la población nos está llevando a perder habitantes», reconoce el regidor. Aunque la situación ha mejorado en los tres últimos años -Bretones lo atribuye a la renovación de la carretera de acceso a Novales y a las viviendas sociales de Oreña-, el alcalde aboga por crear un municipio atractivo para vivir, con buenas comunicaciones y los servicios cubiertos. En Fresnedo, que es el lugar donde se encuentran las fincas que han salido a subasta, «hay una estación de tren -San Pedro de Rudagüera- y se va a instalar una zona de bicicletas».

Dar salida a parcelas municipales a precio de ganga «puede ser parte de la solución». Si da resultado, piensa implantar la misma medida en pueblos como La Busta, Novales o Cigüenza «y vender las fincas a unos 40.000 euros». Eso sí, con algunas condiciones. Además de las ya expuestas, si la enajenación de la vivienda «tuviese lugar antes de que se cumpla el período mínimo exigido de residencia efectiva en el municipio, se precisará la autorización del Ayuntamiento, que se otorgará siempre que se realice con un precio tasado. Además, el adjudicante deberá fijar su domicilio en la vivienda hasta completar los doce años».

¿Y qué va a hacer el Consistorio con el dinero obtenido en la subasta? «adquirir terrenos en Cóbreces y Toñanes para crear aparcamientos y que los conductores no estacionen en las parcelas de concentración parcelaria», a pie de acantilado. El Ayuntamiento solicitó a los vecinos propietarios que le vendiesen sus fincas «y se han presentado muchas ofertas, pero vamos a enviar los informes a la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu) para que sea este organismo el que determine dónde podemos construir aparcamientos y dónde no». Si Bretones logra cuadrar el círculo, la iniciativa le puede salir redonda. Si no, al menos habrá intentado solventar el problema al que se enfrentan muchos núcleos rurales en Cantabria, la pérdida de población y el miedo a desaparecer.