La feria de la alubia triunfa pese al mal tiempo

«Cuando salimos de casa, llovía muchísimo, pero nos arriesgamos a ver qué pasaba». Lo cuenta Pilar Cazorla, de Santander, junto a su marido, entre cucharada y cucharada del afamado cocido de la Feria de la Alubia y la Hortaliza de Casar de Periedo que alcanzó esta semana su décimo séptima edición. La pareja tuvo suerte y pudo encontrar un hueco en la carpa habilitada con mesas y sillas para el evento y así poder catar el plato que degustaron ayer dos mil personas.

El cocido no fue lo único de lo que disfrutó el paladar de los asistentes en esa carpa, ya que allí también se sirvió otro tipo de productos típicos de la gastronomía cántabra como los tortos, el borono, la sopa de ajo o el chocolate caliente.

Pilar y su marido madrugaron y retiraron pronto su ticket para el potaje. Aun así, la pareja tuvo que esperar casi una hora de cola hasta el reparto del cocido con alubia de Casar. Tuvieron tiempo, mientras tanto, de visitar el entorno y presenciar la bajada del cerdo, uno de los momentos que creó más expectación durante la jornada. En la larga fila que se formó eran los terceros. «Hemos esperado una hora pero ha merecido la pena», concluía la mujer. La primera posición la ocupó otra Pilar, de apellido Pelayo, que venía desde Solares por primera vez.

A la orden de la presidenta de la Junta Vecinal, María Jesús Guerra, la cola arrancó y discurrió a buen ritmo gracias al equipo de diez personas que repartieron y elaboraron el menú. En esta ocasión fue el gerente de la empresa local de La Ermita, Cándido Salmón, el que se puso el delantal para dirigir la elaboración.

Y es que la feria no es lo mismo sin el cocido montañés para el que se emplearon 200 kilos de alubias, 60 de berza, 80 de morcilla, 50 de tocino, 50 de chorizo, 35 de patatas, 15 de cebolla, 5 de sal, 3 de ajo, 2,5 de pimentón y 6 litros de aceite. Tras ello solo quedaba cocinar las 2.000 raciones que se repartieron con agua a fuego lento y paciencia. Tanto es así que el equipo de pinches, compuesto por vecinos, tuvieron que madrugar para comenzar la cocción a las siete de la mañana.

Todos ellos, enlazaban prácticamente esta jornada con la de la víspera, en la que las circunstancias meteorológicas fueron similares, cuando tuvo lugar el nombramiento del 'Alubiero Mayor', reconocimiento que este año recayó en el periodista Quico Taronjí.

Aunque algunos ambulantes rehusaron acudir a la feria en vista de las malas previsiones meteorológicas, ambos días hubo más de ciento cincuenta puestos agroalimentarios. Tampoco faltaron las recreaciones teatralizadas, uno de los ingredientes principales de la fiesta que traslada al visitante a las escenas típicas de las vivencias de un pueblo en los años cuarenta. La matanza, la deshoja o la escuela rural, con maestro y alumnos incluidos, son ya títulos clásicos en esta fiesta de Interés Turístico Regional. Otra de las actividades que acompañan a la tradicional cita es la exposición de aperos de labranza.

La Feria de la Alubia y la Hortaliza está organizada desde sus inicios por la Junta Vecinal de Casar, con la colaboración de los vecinos del pueblo que se disfrazan e improvisan escenarios y conversaciones de pueblo.

El evento también ha contado con la colaboración de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria (Odeca) y el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal.