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El día anterior le tocó a Juan Fernández, pero la noche del jueves al Viernes Santo fue otro ganadero, Elías Gutiérrez, quien sufrió las consecuencias del ataque del lobo. Tres animales mordidos y perdidos (potros todos ellos) en fincas cercanas a las casas o a ... la carretera en apenas dos días, ese es el triste balance que relatan dos vecinos de Fresneda (Cabuérniga) de lo sucedido allí en las últimas tres jornadas. Todo ello les ha hecho estar vigilantes, día y noche, ante un depredador que no entiende ya de límites geográficos.
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A las 22.00 horas de la noche del jueves al viernes Elías Gutiérrez hacía ronda, ya que tenía una yegua recién parida apartada en una finca de su propiedad. Tras controlar que estaba bien, a las dos horas, «sobre las doce de la noche», su vecino Juan Fernández –que el día anterior había sufrido un ataque de lobo– le llama para decirle que le han mordido al potro. «Entre las diez y las doce lo atacaron, no lo logras asimilar porque les tienes cariño. No queremos que nos los maten aunque los paguen a millón», explica lamentando lo sucedido.
Elías, que destaca que es nieto del conocido guarda local 'Pepe lobero', afirma que nunca se vio nada igual. Ahora el lobo ataca en la propia finca cerca de viviendas y a ellos como ganaderos ya les está costando más dinero –incluso sin ataque– prevenir esas incursiones del lobo. Ya no los suben al monte en el mismo periodo, por lo que pagan más en forraje, y tienen que tomar otras medidas para proteger el ganado en el propio pueblo. Elías cuenta con una cabaña extensa ahora mismo, de unos ochenta animales en época de cría, así que pronto le aumentará el rebaño. Lo que le hace perder el sueño ahora es cómo lo van a proteger. «Nos ponemos de acuerdo desde que empiezan a parir las yeguas y tenemos que salir por la noche a vigilar», incide.
En su caso hacen una patrulla vecinal «con focos potentes» para localizar y ahuyentar al depredador. Una especie de ruta en la que se hacen turnos con la familia y los ganaderos de alrededor como es el caso de Juan que perdió dos potros la noche anterior. «Europa da ayudas para conservar el lobo, pero de eso nada está llegando al ganadero que ya está perdiendo por el manejo de los animales que ha cambiado», insiste apenado Elías. «El riesgo que antes corríamos en el monte con los animales ahora lo tenemos en nuestras fincas», afirma.
En su caso ahora tiene una perra mastina de tan solo «ocho meses». Dice que «ha aprendido bien» y no se separa de las yeguas con los potros pero «¿qué va a hacer ella frente a esos animales?», reflexiona el joven ganadero. «Es un sinvivir, porque antes mataban uno en el monte pero es que ahora matan seis o siete en una temporada y cada vez más grandes, hasta quincenos», explica en relación a potros de más de año y medio.
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