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Los ataques de los lobos no solo no dan tregua sino que desgraciadamente para los ganaderos cántabros parece que se intensifican. Así lo están viviendo en el valle del Nansa, una de las zonas más castigadas por este problema, en donde la última noche dos ... pequeños potros, uno recién nacido y el otro, con apenas 5 días de vida, han sido las últimas víctimas al ser atacados en una finca situada en el pueblo de Sarceda. Uno de los potros ha sido totalmente devorado mientras que el otro sufrió graves heridas que, aunque se han intentado curar, es muy posible que, al final, según ha manifestado su propietario, el ganadero Eduardo Martínez, «termine muriendo».
«Esto es ya una situación insostenible porque estamos sufriendo este problema cada vez con mayor intensidad. Estamos llegando a límites que ya no solo no nos permiten que podamos realizar nuestra actividad ganadera con normalidad, sino que no nos deja vivir tranquilos», señala Martínez, quien recuerda que los ataques se están sufriendo «en terrenos situados en el mismo pueblo, los tenemos dentro».
Según relata este ganadero de Tudanca, se trata del tercer ataque que ha sufrido en las dos últimas semanas. En los dos anteriores le mataron a otros tantos potrillos. «Ya no se dónde puedo meter los animales con un mínimo de seguridad porque los lobos están llegando a todas partes», señalaba en la mañana de ayer tras ver las consecuencias del último ataque.
En primer lugar se encontró con el potro herido y, poco después. con los restos del segundo. No ha sido el único ganadero de este pequeño pueblo del Nansa que ha sufrido un episodio similar. Al igual que a Enrique, a Joaquín Toribio también le han matado seis animales en los quince últimos días.
«Esto tiene nombre y apellidos: el de una ministra que desde sus despacho en Madrid está destrozando la ganadería de alta montaña en nuestra tierra. No entiendo que se rasguen las vestiduras y prometan ayudas para luchar contra la despoblación, porque nos están echando de nuestra tierra» se lamenta Eduardo Martínez. «Como podemos ilusionar a los pocos jóvenes que quieren quedarse para seguir con el trabajo de sus padres y abuelos viendo este panorama. Este es nuestro trabajo, el que nos permite vivir aquí y cuidar de los pastos». Para este ganadero, «Antes que otras ayudas o medidas, lo que necesitamos es que nos dejen seguir haciendo lo que se ha hecho toda la vida y para ello hay que conseguir un control sostenible de los lobos, no queremos aniquilarlos, solo que se controlen para poder seguir trabajando».
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