Novales se vuelve amarillo limón

Mientras las cámaras se 'comían' al regidor y compañía, tres chicas jóvenes degustaban los productos a la venta en una de las mesas redondas junto al puesto de los gin tonics (preparados con limón de Novales). Raquel Piñera, Lucía Prado y Natalia Rebanal, de Vispieres, Puente San Miguel y Cigüenza respectivamente, cada una con un bocadillo en la mano. De preparar los bocatas se encargaba detrás de la barra Marta Casar, de Udías, pero «casada en Novales». Los bocadillos, de borono, lomo de cerdo, chorizo o hamburguesa. Éstas últimas volaban. Decía Marta que el limón de Novales «tiene un sabor intenso como ninguno, no se pueden comparar a los de Valencia».Y sobre esto bromeaba un chico con Merche Arnáiz y Marta González, las dos vecinas que cada año se encargan de vender mallas de limones tras una mesa de gran tamaño. En cada malla un kilo, pero los de Novales son tan grandes que apenas caben cuatro o cinco. Y además de limones, lotería. «¿No quiere lotería de la que toca?», le decía Merche a los compradores. Todo es por una buena causa. «El año pasado se vendieron todos». Y ayer también.

Junto a los limones había una barra llena de dulces que atraía la atención del público. Atendiendo estaba Miriam Gutiérrez. «Tenemos hojaldre con crema de limón, flan de queso y de limón y bizcocho con chocolate y crema». «Me gusta esta fiesta porque tienes la oportunidad de poder ayudar a la gente aportando tu granito de arena y pasando un buen rato». Lo que se recauda de los Limones Solidarios va destinado a contratar a desempleados de larga duración. «Yo es que he comido a las cinco de la tarde», decía una señora al pasar junto a los dulces.«Bueno pero algo habrá que comer», contestaba su amiga. La segunda se llamaba Ketty Sainz, de Novales, y se compró el bizcocho. «Este limón es único, distinto, si te tomas un vermú con ésto te sabe mejor». Con el gin tonic debe de suceder lo mismo porque ayer pocos se resistían. Y luego estaban los helados, de limón, claro, como el que se comió Herminio Cuevas, de Santillana, que ayer convenció a su amigo, Rafael Herrero, de Santander, para ir a la fiesta. «Yo llevo viniendo ocho años», aseguraba. «Cada vez hay más gente» y cuanto más tiempo pasaba, más se llenaba la plaza. De fondo sonaban 'temazos' de los noventa y alguna canción de Bustamante. Todo muy cántabro eso sí.

Mención aparte merece el precio de los productos. 1,50 euros los dulces, el helado, la limonada o el bocadillo (las bebidas alcohólicas algo más), por lo que por cuatro euros y medio uno cenaba con postre incluído. «Pero claro, es que es solidario», decía una señora en la cola de la caseta para sacar los tiques. Y a la entrada del parque de la Aceña, un puesto nuevo. El de la Asociación de los Vecinos de Toñanes, con velas, llaveros y jabones con forma de limón. El tributo a esta fruta no tiene límites. ¿Es mágica? «No lo sé, pero en Novales siempre ha sido de limón, limón y limón», repetía Dorita Díaz, otra vecina encantada. La música continuó toda la tarde y parte de la noche, cuando se encendieron las luces, amarillas claro.