Los socialistas críticos con Charo Urquiza piden a Ferraz que se repita la polémica asamblea de San Vicente

«Nunca se ha comenzado una asamblea en primera convocatoria, pero estatutariamente lo han hecho legal. Hemos sido ingenuos y nos han metido un gol por toda la escuadra, eso lo asumimos. Han jugado bien sus cartas y han utilizado algo que nosotros no tenemos, que es maldad. Esa parte es legal, pero hay otras muchas cosas que no», afirma Pilar Gutiérrez, una de las portavoces de los críticos y teniente de alcalde con el anterior regidor, Dionisio Luguera, también enfrentado a Urquiza. Ambos confirman que acudirán al Comité de Ética y Garantías para que se repita la votación. Al órgano federal de Ferraz, no al de Cantabria, porque entienden que la dirección de Pablo Zuloaga ya ha tomado parte -su número dos, Noelia Cobo, avaló el resultado de la asamblea del martes- y «ya han dejado muy claro lo que piensan».

¿Qué es lo que alegarán entonces en su queja al Comité de Derechos del PSOE nacional? Lo primero, que la asamblea no se convocó acorde a la norma interna. «Que digan que se hizo bien es vergonzoso», insiste Gutiérrez, que recuerda que muchos afiliados no se enteraron de que se cambió el lugar de la reunión porque se comunicó de manera electrónica. Por ejemplo, los de más edad que no manejan la tecnología. Urquiza asegura que ese es el método habitual, algo que los críticos niegan.

Además, suman que el lugar elegido no era accesible para personas con movilidad reducida, por lo que uno de los miembros de la Agrupación Socialista que utiliza silla de ruedas no pudo acudir, y que la votación se realizó a mano alzada y no en urna, como exigen los estatutos. Tampoco se cumplió, según su versión, que hubiera un debate previo a la votación -o por lo menos no un debate «en condiciones, porque a los diez minutos de empezar la asamblea ya se estaba votando»-, pero el punto en el que ponen más acento es en lo relativo a la posible alteración del censo de militantes del PSOE de San Vicente de la Barquera.

El pasado 2 de junio, cuando los críticos recogieron las firmas que propiciaron la moción de censura interna, había 47 militantes. Y el censo en la asamblea del martes llegó a 59, lo que supone un incremento del 25% en medio mes. Gutiérrez asegura que, además de que votó gente que no es afiliada, Urquiza ha metido nuevas fichas para cambiar los equilibrios internos: «Su candidatura salió adelante solo con nueve votos. Los números están ahí. Con los apoyos que tenía, sin manipulación, la moción de censura habría salido adelante». En la rueda de prensa que ofreció al día siguiente de la asamblea, la alcaldesa no confirmó esos datos. Dijo que el censo no se podía desvelar, pero sí confirmó que todos los que votaron eran afiliados. Y que la versión de sus críticos no es verosímil, porque los censos no se actualizan de un día para otro. ¿Una persona que se hubiera afiliado la semana pasada podría haber votado? «No», respondió.

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Gutiérrez confirma que en los próximos días enviarán su queja a Ferraz y que, mientras tanto, lejos de abandonar el partido, seguirán peleando. «Pelear hasta el final. Ella es la que ha provocado este conflicto», afirma la portavoz del sector crítico, que califica todo lo ocurrido como «lamentable, bochornoso y dantesco». «He visto cómo lloraban de impotencia militantes que llevan 30 años afiliadas, que han defendido estas siglas», concluye Gutiérrez antes de recordar que Urquiza miente cuando dice que ha consultado cada movimiento con la militancia. Y pone el ejemplo de la oferta que la nueva alcaldesa lanzó el miércoles a la agrupación independiente de África Álvarez y al PP para crear un gobierno de concentración formado por los tres partidos: «Esa decisión tampoco la ha preguntado ni tiene el aval de la agrupación del PSOE».