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El presidente del Consejo General de Colegios de Médicos de España y vicepresidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas, Tomás Cobo, rindió homenaje en el pregón del Día de Cantabria, en Cabezón de la Sal, a «la profesión médica española, que lo ha dado ... todo en esta pandemia que ha tenido a la humanidad al borde del abismo».
Pero, en especial, a sus «125 compañeros fallecidos, que dieron sus vidas ayudando a los demás». «Y a todos los fallecidos de nuestras profesiones hermanas y de todas la profesiones a las que nos une nuestra vocación de servicio a los demás», añadió, con el deseo de que «su ejemplaridad sea inspiración y referente para las nuevas generaciones de médicos y profesionales». Lo hizo en la carpa del Conde San Diego, frente a los responsables políticos regionales y municipales, con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y el alcalde de Cabezón de la Sal, Víctor Reinoso, a la cabeza.
De aquellos meses «especialmente trágicos» de febrero, marzo y abril de 2020, el médico quiso, por su «necesidad innata» de ser optimista, sacar tres logros. El primero, que «nuestro modelo sanitario universal público y gratuito, una vez más demostró ser clave del bienestar social; aguantó el impacto y lo hizo gracias a que todos trabajamos juntos». El segundo, ya en fase de ataque al virus, el de la vacuna, «donde España estuvo, de los países desarrollados, en el top del podio en vacunación». Y el tercero, el comportamiento de la ciudadanía, a la que agradeció, «sus aplausos a las ocho de la tarde, pero más allá de eso, su confianza en la ciencia y en la evidencia científica que permitió esas altísimas tasas de vacunación, que sin duda salvaron y salvarán miles de vidas».
En su alocución, Cobo, citó a diversos profesionales con los que ha contado y cuenta la medicina en Cantabria, y terminó con una pequeña historia sobre la primera vez que fue al hospital de Tanguiéta, en Benin, con la misión quirúrgica de Cantabria, y el preciso instante en el que pensó que todo había merecido la pena. «Todos mis años de colegio y bachiller, los de carrera, todos aquellos exámenes, toda la especialidad y todas las guardias; todo había sido para eso, para que ese chiquitín estuviera en ese momento ahí pegado a mí y seguro en mis manos». En ese momento se sintió «muy orgulloso» de ser médico, como ayer de «representar a la profesión médica española» y de ser el pregonero del Día de Cantabria.
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