Varias carreteras de la región se han visto afectadas por argayos tras las últimas lluvias
Cantabria ·
Con la vista puesta en los deslizamientos de la montaña de Ruente, ayer un desprendimiento cortó la CA-182 en Mazcuerras y el miércoles tuvo lugar en Udalla
Cantabria es una tierra infinitia y movediza. Nos lo recuerdan los desprendimientos de tierra que se producen cada vez que caen fuertes precipitaciones. Este viernes volvió a suceder. La carretera autonómica CA-182, que separa Santa Lucía (Cabezón de la Sal) de Mazcuerras, estuvo cerrada al tráfico ... durante diez horas. Un argayo de grandes dimensiones cayó sobre la vía a la una de la madrugada del viernes. Los técnicos de la Consejería de Obras Públicas lograron despejar la carretera y reestablecer la normalidad a las diez de la mañana de ayer. El desprendimiento tuvo lugar a unos cuatro kilómetros de Ruente, donde hace casi dos años se produjo otro enorme argayo que a día de hoy continúa deslizándose «según lo previsto». Y como no hay dos sin tres, el miércoles también tuvo lugar otro argayo en la carretera que une Ampuero y Udalla, lo que obligó a cortar la CA-685, y alertó a los vecinos, ya que no es la primera vez que el terreno se 'despierta' en este punto.
«Hay bastante cantidad de tierra y rocas sobre la carretera, el argayo no es pequeño», explicaba este viernes por la mañana el alcalde de Mazcuerras, Francisco Javier Camino. El deslizamiento se originó en una finca particular a unos cincuenta metros del cruce entre el puente de Santa Lucía y el pueblo de Cos. Además de los escombros y las rocas, la tierra arrastró un árbol «que se llevó por delante las dos escolleras del río Saja». En la zona hay también una fuente cuyo agua desbordada alcanzaba la carretera. Los operarios de la Consejería lograron desviarla y colocaron barreras de hormigón para contener posibles nuevos derrumbes, como consecuencia de la inestabilidad del terreno. En este sentido, el alcalde advirtió que en la finca donde tuvo su origen el argayo «hay una construcción (se trata de una pequeña cuadra) que también corre peligro de derrumbe, porque se encuentra al borde del precipicio». Los técnicos explicaron que se trata de una zona «donde es habitual que se produzcan argayos cuando hay lluvias abundantes, como ha sucedido en las últimas semanas».
Las precipitaciones pueden ser también el motivo por el que se han venido dando «pequeños deslizamientos superficiales» en la ladera de la montaña de Ruente. El lugar donde en enero de 2019 varias toneladas de tierra cayeron sobre la vía, dejando semiaislados durante casi 30 días a más de 1.600 vecinos del valle de Cabuérniga. Ha pasado más de un año desde que se reestableciera la fisonomía de la montaña y se colocaran los elementos de contención necesarios en la carretera. Sin embargo, las imágenes de pequeñas piedras resbalando por la montaña sorprendieron el pasado jueves a los transeúntes. Desde la Consejería confirmaron que los deslizamientos del terreno «entran dentro de lo previsto, ya que la ladera es inestable, por lo que no hay por qué preocuparse».
«El argayo se originó en una finca particular, a cincuenta metros del cruce de Santa Lucía»
«Miedo» en Udalla
Por otro lado, los vecinos de la pedanía de Udalla, en Ampuero, volvieron a sufrir el pasado miércoles, una vez más, un corte en la carretera CA-685 como consecuencia del desprendimiento de tierra, piedras y un árbol procedentes de un talud en el que la Junta Vecinal de Hoz de Marrón planta eucaliptos.
Como consecuencia de este corte de carretera, que se abrió de nuevo al tráfico un día después (el jueves por la tarde), el autobús escolar llevó a una veintena de alumnos de Udalla a sus casas con un retraso de un par de horas. «Ni siquiera nos han avisado para decirnos que los niños iban a llegar más tarde por el corte de la carretera», lamentaba un vecino, al tiempo que su mujer mostraba su «miedo», porque no es la primera vez que hay desprendimientos en esa carretera «y un día algún coche o el mismo autobús puede tener un accidente grave».
El peligro de esa zona es mayor teniendo en cuenta que entre la citada carretera y el río Asón únicamente existe el guardarrail. «El tema es serio y queremos una solución ya, porque todos los años tenemos algún corte».
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