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Pasaban pocos minutos de las diez de la noche. Una pareja daba su habitual paseo con el perro y en la terraza del bar de la zona todavía quedaba gente pidiendo la 'arrancada'. Mientras, a sus 82 años, una mujer, que prefiere mantener su ... nombre en el anonimato, ya se había metido en la cama. Como cada noche, se quitó el audífono y se puso los auriculares para poder escuchar la televisión, siguiendo ese ritual suyo previo a coger el sueño. Nada hasta ese momento hacía sospechar a la mujer que no sería una noche cualquiera. De repente, el haz de luz que se movía vacilante por las paredes de su cuarto, el que salía de una pequeña linterna, la alertó. Estaba sola y no esperaba a ninguno de los suyos. «¿Luis?», dijo ella extrañada. La luz dejó de moverse. Entonces, cogió su teléfono móvil y llamó a su yerno: «Luis, ¿Puedes venir? Hay gente en casa».
Es el testimonio de una vecina del barrio de La Calzada, en Puente Arce, a la que hace ahora diez días intentaron robar en su domicilio. Ella estaba dentro cuando el ladrón, que probablemente imaginó que no había nadie, se coló en su casa después de trepar por el balcón y forzar una ventana. Dejó huellas de pisadas y huyó al verse sorprendido antes de que llegara la Guardia Civil.
El que sufrió esta octogenaria es uno de los últimos robos en viviendas perpetrados en la localidad, donde el aumento de casos está generando gran alarma social. En el último mes, en los barrios de La Mina y La Calzada (Arce) y en Oruña se contabilizan por parte de los vecinos al menos diez sucesos de este tipo y la inmensa mayoría se han producido cuando los moradores no se encontraban en el domicilio.
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«Son profesionales». Lo aseguran Marimar y Luis, hija y yerno de la mujer que sufrió este último intento de atraco. Prefieren explicarlo ellos en su nombre porque ella está todavía muy asustada. «Como vivo muy cerca, tardé segundos en llegar esa noche a su casa. Me encontré a mi suegra en la puerta de casa con un palo. Y me decidí a entrar. Mi mujer ya había llamado al 112 y aunque no llegué a verle, estoy casi seguro de que el ladrón estaba escondido tras la puerta de uno de los cuartos porque al abrirla hizo tope. Así que le dejamos dentro y salimos». Luis relata lo que vivió aquella noche. Lo que vino después fue una larga espera para que llegara la Guardia Civil. «Llamamos tres veces y pasamos como una hora fuera de casa sin saber qué hacer», lamenta el hombre, que transcurrido ese tiempo y con varios vecinos que habían salido a echar una mano, volvió a entrar para constatar que el ladrón se había fugado por el mismo sitio por donde entró, ubicado al otro lado de la vivienda.
Tanto Marimar como Luis reivindican encarecidamente una mayor presencia policial en la zona, como el resto de vecinos, víctimas o no de los robos de las últimas semanas. El de la vivienda de esta mujer octogenaria no fue el único de aquella jornada de viernes perpetrado en Arce. En el barrio La Mina, otra casa fue objeto de un atraco y su moradora asegura que era la «tercera vez» que entraban. Pero en este caso, según asegura a este periódico, apenas se llevaron gran cosa porque lo de valor había sido robado en las otras dos ocasiones.
Ella, que tampoco quiere desvelar su identidad, asegura que los hurtos en esta zona de Piélagos se producen «cada dos por tres». A su juicio, llama especialmente la atención -como así se lo ha hecho saber a los investigadores- que ,«generalmente, días antes, alguien llama a la puerta de casa, pregunta si tienen chatarra o algo que poder regalar» y ante la negativa, «se va». Esté relacionado o no de manera directa, la vecina asegura que «a los pocos días te han entrado en casa. No falla».
Jornadas antes, vecinos del Barrio el Campo, en Oruña, vivieron la misma pesadilla. Al parecer, un individuo accedió al interior de seis viviendas de una misma urbanización y se llevó todas las «joyas, relojes y dinero» que encontró. El propietario de uno de los inmuebles fue quien dio la voz de alarma al resto de vecinos y llegó a ver al ladrón en su teléfono móvil a través de las imágenes de las cámaras de seguridad.
La Guardia Civil está investigando tanto estos como el resto de los robos que parecen haberse intensificado en estas zonas de Piélagos.
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