«Con amor y solidaridad se puede vencer a los malos»

Eso es lo que sintió el hostelero santoñés Emilio Muela cuando hace unos días contempló la angustiosa imagen de un pequeño de 11 años, que cruzó solo la frontera con Eslovaquia con una bolsa de plástico, su pasaporte y un número de teléfono escrito en la mano. La madre -en un intento desesperado por salvar la vida de su hijo- le subió solo a un tren, ya que ella tenía que quedarse a cuidar a su progenitora que es discapacitada

La historia tocó el corazón de Muela. «Me marcó y fue determinante para hacer este viaje a Ucrania», confiesa, mientras termina de cruzar Francia a bordo de una caravana, repleta de material solidario en compañía de otro santoñés, Rafael Arisqueta.

El vehículo va hasta los topes de medicamentos, ropa, alimentos y productos de higiene. «Una gran parte lo hemos recogido de forma privada desde la Sidrería del Asón – establecimiento que regenta Muela en Santoña- y otra parte muy grande, ha sido donada por los santoñeses, que se están volcando con esta causa».

Todo este material lo entregaran en la ciudad polaca de Cracovia donde, a su vez, recogerán a cuatro refugiados que harán con ellos el trayecto de regreso hasta Santoña. «Tenemos cuatro plazas libres en la caravana y vamos a traer a cuatro personas que nos han asignado desde un centro y que, de primeras, van a venir directamente a nuestras casas. Cuidaremos de ellos lo que dure esto e intentaremos gestionarles la búsqueda de algún piso de alquiler y otras alternativas, según vayamos viendo».

Todo un gesto de solidaridad que lo hacen con la creencia de que «con el amor se puede vencer a los malos». Y es que, sostienen, es «inhumano» este conflicto que «tenemos tan cerca», en pleno siglo XXI.

Esta iniciativa privada, adelanta el hostelero, es solo una «primera acción» con la que «tomar contacto» a la hora de ayudar, ya que se han propuesto en los próximos días «fletar un autobús cargado de material que traiga de vuelta a 50 refugiados a Santoña». Para ello, hacen un llamamiento a los vecinos porque «para, eso, sí vamos a necesitar la ayuda social de todo el municipio»

Este primer viaje a Ucrania en caravana lo sufragan con fondos propios. Ambos pagan de su bolsillo la gasolina y los peajes del largo trayecto. Inicialmente, lo iba a emprender solo Muela, pero cuando su amigo Rafa se enteró de sus intenciones, no dudó en apuntarse. «Nos vamos alternando al volante y nos hacemos compañía. Estamos muy animados, dispuestos e ilusionados».

Se han sumado a un convoy con otros vehículos procedentes de Madrid, Barcelona, Asturias..., de todas las partes de España, que se dirigen al mismo destino. «Mañana cruzaremos todo Alemania y Polonia para llegar a Cracovia por la noche. El miércoles gestionaremos todo el tema de la burocracia con la entrega del material en una almacén y, después, procederemos a la recogida de los refugiados».

Muela es consciente de que será un día «duro» y que «nos vamos a encontrar con situaciones difíciles y complicadas». Y es que el horror que han visto a través de los medios de comunicación lo presenciarán en primera persona.

El hostelero también ha trasladado al alcalde de Santoña, Sergio Abascal, este proyecto humanitario. «Se ha mostrado dispuesto a ayudarnos y a la vuelta tendremos una reunión con él». Igualmente, cuando han hablado de esta acción a sus amigos y allegados la respuesta unánime es la colaboración. «El pueblo de Santoña se está volcando y, ahora, que vienen las costeras del verdel y del bocarte, podemos darles trabajo en las fábricas y también pueden trabajar en la hostelería. Entre todos, si estamos dispuestos, podemos ayudar. Claro, que vamos a necesitar de las administraciones, pero hay una unidad social desde la iniciativa privada muy importante». Tanto, dice, que «nos han comentado vecinos que están dispuestos a darles clases de yoga, de inglés, surf... para que, en la medida que se pueda, se olviden de esta situación tan trágica».