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La Asociación para la Conservación de la Arquitectura Tradicional, Tajamar-Acat, ha iniciado la tramitación para que el conjunto de molinos de marea del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel obtenga el Sello Europeo del Patrimonio Cultural. El colectivo, coordinado por ... los arquitectos Luis Azurmendi y María Ángeles Gómez Carballo, ha elaborado un completo informe para sustentar esta solicitud, que tendrá que recorrer aún un largo camino. Los primeros pasos ya se están dando.
Azurmendi ha remitido a los ayuntamientos del entorno del Parque Natural, como Arnuero y Noja, entre otros, un escrito reclamando su apoyo con un acuerdo municipal –aprobado en Pleno o en Junta de Gobierno– a gestionar esta solicitud ante las autoridades nacionales y europeas. En el documento enviado se recoge que obtener este sello «reportaría una importante demanda de turismo cultural sostenible y participar en programas europeos, que repercutirán en todos los sectores económicos y culturales del municipio». Igualmente, se está buscando el respaldo de asociaciones culturales de la región.
Santa Olaja (Arnuero). Siglo XVIII
Victoria (Noja) S. XVII
La Cerroja (Escalante)S. XVI
Jado (Argoños)S. XVIII
Castellanos (Arnuero)S. XVIII
La Venera (Arnuero)S. XVIII
Ribero (Argoños)S. XVII
Angulo (Limpias)–
Joyel (Noja)S. XVII
Boo (Santoña)S. XVII
Cuando se hayan recabado todos estos apoyos, Tajamar presentará formalmente la solicitud en la Consejería de Cultura, para que eleve la propuesta a la Comisión Nacional de Patrimonio de la Unión Europea (Ministerio de Cultura) para su aprobación. En el caso de ser seleccionados entre los candidatos nacionales, habrá una posterior tramitación al Comité Europeo para su visto bueno definitivo. «Nos hemos reunido ya con la consejera de Cultura, Eva Guillermina Fernández, para hablarle del proyecto y lo ha recibido muy bien».
Azurmendi explica que el propósito inicial es lograr el Sello de Patrimonio Europeo para los molinos de marea enclavados en las marismas de Santoña, Victoria y Joyel, haciéndolo extensible posteriormente a todas las construcciones de este tipo de la costa atlántica europea. Se añadirían los molinos de mar del resto del litoral español (Cádiz, Huelva, Galicia y País Vasco), portugués (Estuario Tajo), francés (Morbihan y Bretaña) y otros en Reino Unido e Irlanda. Además, se trata de un paso previo para su declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco e inclusión en los itinerarios culturales europeos.
Para el arquitecto, los cerca de treinta molinos de mar existentes en este Parque Natural de Cantabria –de algunos se conservan solo vestigios– merecen este reconocimiento internacional que «garantice su mayor conocimiento y conservación». Destaca que estos artificios de notoria antigüedad forman «un conjunto singular de instalaciones preindustriales representando una intensa relación entre la tecnología y el medio marino, dando como resultado un rico patrimonio cultural en nuestras costas». Cada molino de mar se adapta y transforma según las condiciones ambientales marítimas (las mareas) de cada región, «apareciendo una diversidad de tipos de molinos según los diferentes elementos que lo conforman, pero produciendo a su vez un patrimonio común al conjunto europeo».
En el informe se pone de manifiesto que estos molinos gozan de un importante reconocimiento social y algunos han sido restaurados como museos activos y centros de interpretación. La elección del ámbito de las marismas de Santoña, Victoria y Joyel se basa en la gran concentración de molinos existente, sus referencias históricas –los más antiguos datan del siglo IX y X– y las declaraciones de Bien de Interés Cultural (BIC) que tienen cinco de ellos. Además, el de Santa Olaja (Arnuero), el de Victoria (Noja), el de Jado (en Ancillo, Argoños) y el de Cerroja (Escalante) disponen de programas y actividades culturales relacionadas con el arte, el medio ambiente y su propia historia, dando lugar a una «alternativa hacia el turismo cultural sostenible que debe consolidarse en consonancia con los criterios de la Unión Europea».
Si finalmente se logra la distinción global reportará beneficios tales como recorridos culturales entre las diferentes regiones europeas con molinos –«ya se hizo hace un tiempo entre escolares y se podría volver a impulsar»–, así como participar en programas de la Comunidad y optar a la financiación de proyectos técnicos, divulgativos y científicos. La obtención de estos reconocimientos para los molinos del mar del Arco Atlántico queda más que justificada por «la originalidad de su tecnología los valores históricos y antropológicos en relación a su actividad y al medio marino y, finalmente, a su proyección a nivel mundial».
Este proyecto se presentará en noviembre al Congreso Internacional de Molinología de Sevilla y la asociación prepara, paralelamente, el libro 'Molinos del Mar en el Arco Atlántico: un patrimonio cultural europeo'.
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