![Santoña abre el Carnaval con un pregón nostálgico](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/02/16/pregon-santona-kzm-U190658810578n9E-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Ramón Badiola 'Poti', Paquito Cabrera, Ángel Sánchez 'Lilis' y Pedro Sobrino son historia viva del Carnaval de Santoña. Sus recuerdos, anécdotas y experiencias hilvanan el devenir de una fiesta que se ha hecho grande gracias a la entrega e implicación de murguistas y carnavaleros como ... ellos. Llevar más de 40 años al pie del cañón cada febrero tuvo en la noche de ayer la mejor de las recompensas. En la plaza de San Antonio, esa en la que tantas veces han cantado y siguen cantando al Carnaval, dieron un nostálgico pregón, que encendió la mecha de unos festejos, que tiene hoy y mañana sus días grandes.
Antes de salir al escenario, se escucharon antiguas estrofas de la murga Los Galipoteros que perviven en la memoria local. Ataviados de su mítico disfraz de vaqueros, aparecieron ante el público simulando que estaban realizando un ensayo del pregón. Tras dar las buenas tardes a «todas, todes, todis y todos» empezaron recordando que antaño el Carnaval duraba cuatro días, mientras que «ahora dura un mes y alguno pide hasta prórroga», bromearon. Los veteranos pregoneros explicaron que el festejo arrancaba con la ya desaparecida «noche de mora, con un pregón, una larga romería y el canto al Ramadán en el templete de la plaza de San Antonio con el emir Eloy y José Lagarma, haciendo de traductor». El viernes, Día del Niño, en los inicios no era festivo en la villa como ahora. «El desfile infantil en los primeros años era impresionante», rememoró Poti, mientras se proyectaban imágenes de los 40 años de historia de los Galipoteros. «Todo el pueblo salía disfrazado con los niños». Qué bueno, dijo, sería volver a aquella multitudinaria participación. Cuando terminaba el desfile había un pase de murgas por la tarde en el que se tocaban dos canciones. «Las cantábamos aquí mismo, justo encima de la estrella y la fuente que había, sobre unos tableros». Se cantaba sin caja, sin bombo, sin guitarras y sin vergüenza. Y de premio, una botella de champán.
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El «lío» del Carnaval eran los trajes pues en todas las fiestas había que lucir hasta cinco disfraces, incluido el del desfile del sábado grande. «El día del luto se salía por la mañana tocando con la charanga para acompañar al cura y el monaguillo», contó Paquito. Y, así, una anécdota tras otra, reviviendo una fiesta que les ha regalado momentos inolvidables. Como la murga de hombres rana que ayer cantaron con sus compañeros galipoteros.
Tuvieron una mención especial para la Chirigota de Santoña y abogaron por la cantera, el futuro de esta fiesta. Con los más pequeños cantaron el himno del Carnaval. Como broche, los representantes políticos les entregaron la capa de pregoneros y la figura del besugo.
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