Tranquilidad en Noja y nuevos botellones en la zona de Ajo

Tampoco facilitó mucho las cosas a quienes estaban de fiesta el hecho de que durante la noche la lluvia hiciera acto de presencia. La lluvia, sin ser muy persistente, sí fue lo suficientemente incómoda como para que los jóvenes desistieran de cualquier tipo de botellón.

Eso sí, en el casco urbano de la villa las terrazas de los diferentes establecimientos hoteleros estaban llenas, siempre dentro del horario permitido, aunque en el resto de la localidad la tranquilidad era la nota común.

En el complejo, Playa Dorada, sí se detectaron varios grupos de jóvenes, principalmente en la zona de la entrada y del parque colindante. En la mayoría de los casos se trataba de menores. Cuando se fue acercando la hora del toque de queda la zona, el área se despejó en apenas unos minutos. Algunos adolescentes comenzaron el camino de retirada hacia el centro del pueblo, mientras que otros comenzaron a pedir taxis para, en muchos casos, desplazarse hacia lugares en los que no estuviera establecido el toque de queda a la una de la mañana.

Pasada la hora del toque de queda, un grupo de jóvenes fue interceptado en la zona de los pubs por la Guardia Civil, que les pidió que se identificaran y les registró, aunque posteriormente pudieron continuar con su camino. Esta fue la situación más común de la noche en Noja.

Por su parte, en Ajo (Bareyo), una localidad no condicionada por el toque de queda y que durante los últimos fines de semana ha sido punto de reunión de numerosos jóvenes con ganas de continuar con la fiesta en un municipio en el que sí se pudiera estar en la calle a partir de la una de la mañana, se pudo observar una gran despliegue de chavales, algunos menores, que hicieron botellón en la zona de la playa de Cuberris y en sus accesos. La música sonaba muy alta y las mascarillas y la distancia de seguridad brillaban por su ausencia en muchos casos. La cosa, como no podía ser de otra manera, acabó con carreras por la playa y por diferentes caminos cuando la Guardia Civil se personó en la zona.

Los chavales emprendieron la huida en cuanto vieron aproximarse a los agentes en sus vehículos. Al grito de ¡que viene la Policía! toda la zona quedó despejada. Así que, entre los agentes y la lluvia, permitieron que Noja y Bareyo vivieran una noche tranquila y sin las aglomeraciones de otros fines de semana.

Una situación similar se produjo en Santander. Pese a tratarse de un fin de semana festivo por las celebraciones de Santiago, no hubo que lamentar incidentes y la presencia policial y la lluvia fueron suficientes como para evitar botellones y aglomeraciones de gente fuera de los horarios permitidos.

Por su parte, en Castro Urdiales se ha desarrollado una noche de «las habituales, sin ningún incidente serio», como indicó el Jefe de la Policía Local castreña, Domingo García, quien destacó que se pusieron 38 denuncias (31 de la Policía Local y nueve de actuaciones conjuntas con la Guardia Civil) por incumplir el toque de queda, estando algunas de las personas de botellón en el Barrio de Los Marineros. Además, se incautaron sustancias estupefacientes a tres personas y se produjeron algunas denuncias también por incumplir la Ordenanza de conductas cívicas y de seguridad ciudadana.