Los usos de la Casa de Maeda o de Chiloeches

Albergó a varias familias y cuando los franceses ocuparon Santoña (Guerra de la Independencia), alquilaron al señor de Isla el edificio para Hospital Militar. En 1844, el Ramo de Guerra hizo lo mismo. Al producirse la revolución de octubre de 1934, se llevaron a cabo trabajos de albañilería, blanqueo y otros arreglos con el objetivo de instalar camas, alojar a los ancianos y niños procedentes de Asturias, pero no debió utilizarse. Por dichos trabajos, su propietario Jerónimo Herrería, pasó factura al Ayuntamiento por un importe de 442,95 pesetas. La factura la remitió el Ayuntamiento, a la Junta Provincial de Beneficencia para que la abonase el Estado, en agosto de 1935.

En la última Guerra Civil sirvió de prisión para ambos bandos y en la posguerra fue escuela ('Escuela de la Cárcel'), pues en las Escuelas Graduadas no se cabía. Al dejar de serlo, se utilizó para viviendas, almacenes, etc. En el bajo donde estuvo la Peña Taurina, ensayó la Banda Municipal de Música, y la del Frente de Juventudes. Se entraba por la puerta principal. Luego instaló Antonio Salcines, un taller de reparación de colchones, en la parte que después sería bar de dicha peña.

En los tres bajos que dan a la calle General Salina, estuvo desde 1947 el taller de bicicletas de Che Valle (primero le tuvo en Rentería Reyes) y desde 1952 además de radios y aparatos electrodomésticos. Finalmente puso Claudio Ortiz el bar Caín. Seguía el taller de efectos navales y radio de Manuel Vega y años después sede del Movimiento Falangista. Seguía la mercería de Heladio Peredo 'el gallego'. Finalmente en el patio oeste, la carbonería de Heliodoro López, (primero tuvo tienda de ultramarinos y carbones en la calle Cagigal), pasando años después a Emilio Benito, que tenía de empleado al citado Caín.

Todos estos locales bajos de la Casa Maeda eran alquilados, y algunos hicieron obras para mejorarlos. Por ejemplo, en diciembre de 1951, Juan José Valle Ojeda (Che Valle) solicitó permiso para abrir un hueco de ventana en la fachada que da a la calle General Salinas. La comisión municipal, autorizó las obras con la condición de que «siempre quede nivelado por la parte superior con la puerta contigua».

En los primeros años setenta, el Ayuntamiento realizó gestiones con el propietario, Miguel Herrería, para convertir el edificio en Casa Consistorial, pero no se llegó a ningún acuerdo. Ese fue el motivo por el que tuvo que hacerse dicha casa en el parque de Manzanedo, al cederse la de la plaza de la Villa para juzgados. Entonces el Ayuntamiento inició un expediente consiguiendo que fuera declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento Histórico Artístico Provincial, en 1972.

En 1984 el Ayuntamiento quiso adquirirle para instalar la Casa de Cultura, para lo que había que solicitar varias ayudas a organismos oficiales. No prosperó. En el año 2011 se pensó en instalar un museo de la historia de Santoña. Tampoco sería realidad. La expropiación era económicamente inviable, pues aparte de destinar el Ayuntamiento más de la mitad de su presupuesto anual para su adquisición, no se sabía concretamente qué utilidad darle.

Desde 2007, con el derrumbe de parte del tejado, tiene puesto un andamiaje en las fachadas norte y este, además de una red a lo largo, para proteger de desprendimientos. Y así sigue.