La Guardia Civil estrecha el cerco sobre el detenido por el doble crimen de Liaño

Al igual que hizo en su momento una vecina y testigo del caso, los investigadores desmontan ahora la versión del detenido, que defiende que no volvió a la vivienda de Eva Jaular después de que la Guardia Civil lo desalojara por tener una orden de alejamiento en vigor respecto a su expareja.

Tras el estudio de los móviles del detenido y de la víctima, el equipo de homicidios y delitos contra las personas de la Benemérita sitúa a Reñones en el lugar de los hechos y durante el tramo horario en el que fueron asesinadas Eva y su hija. Y es que tanto en el salón como en la terraza de la casa se localizaron dos fuentes de alimentación para teléfono móvil de la marca Xiaomi (ambos tenían un terminal de esa marca), lo que refuerza la teoría de los instructores de las diligencias policiales de que el sospechoso «tuvo que alimentar la batería de su móvil durante la tarde o noche del 16 de diciembre (cuando se produjo el asesinato)». Y eso porque Reñones carecía de cargador o fuente de alimentación entre sus efectos personales, además de que en su declaración señaló que pasó la tarde y noche a la intemperie en un merendero junto a la ría de Solía. Para los agentes «es muy probable» que pasara esa tarde y noche «en el interior del domicilio, haciendo uso de los únicos cargadores o fuentes de alimentación intervenidas».

Otra de las conclusiones que refuerza la tesis de los investigadores es que no se ha encontrado ADN humano perteneciente a terceras personas no convivientes en el lugar de los hechos, tras los análisis del departamento de Biología del Servicio de Criminalística. Es decir, que sólo han aparecido restos del detenido y las dos víctimas.

Asimismo, hay otra circunstancia que despertó la atención de los investigadores: el hecho de que no se hallaran restos de ADN humano en el teléfono móvil de Eva Jaular, cuando es un objeto muy utilizado y que apareció junto a su cuerpo, «lo que puede indicar que fue manipulado y, posteriormente, limpiado». Además, los familiares y amigos del entorno más cercano a la víctima apuntaron que desconocían el patrón de desbloqueo del teléfono móvil de Eva, «pero con total seguridad lo conocía José Reñones, porque ella se lo dejaba cuando él no tenía saldo en su teléfono».

En su atestado, los investigadores también hacen referencia a la revisión que han realizado sobre las diligencias instruidas con ocasión de la denuncia que interpuso Eva Jaular el 5 de noviembre de 2021, que dio lugar la orden de alejamiento acordada por el Juzgado frente a José Reñones.

La denuncia refleja como Eva y su hija acuden en su vehículo a recoger a Reñones a la salida del trabajo y cuando este sube al coche se inicia una discusión. «Seguidamente José la golpeó con una lata de cerveza en la cabeza a la vez que la dijo: 'Esto acaba de empezar y no va a ser nada para lo que te espera'». Al llegar al domicilio, según denunció Eva, su expareja comenzó a romper objetos hasta que se durmió. Horas más tarde, se sentó en el sofá junto a ella y tras coger un cuchillo lo clavó en el sofá diciendo: «Mira que bien pincha». Después la amenazó con clavárselo y con poner veneno en el biberón de su hija. «Me da miedo que haga algo a la niña ya que no la quiere ni ver», advirtió entonces ella.

Cuando recibió atención médica por el golpe en la cabeza, Eva también manifestó que «Reñones rompió de un puñetazo el cristal de la parte trasera del coche del lado donde se encontraba su hija sentada». Y cuando le preguntaron por el carácter o temperamento de su expareja, manifestó que «es muy agresivo, temperamental y violento, rompe objetos y mobiliario cuando se enfada y discutíamos». Una definición, según los agentes, que «hace recordar el estado en que se encontró el interior de la vivienda donde tuvo lugar el crimen».