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Mari en el porche de su casa junto al perro de su sobrina en el momento en el que Pilar Otí se acerca a hacerles una fotografía.

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Mari en el porche de su casa junto al perro de su sobrina en el momento en el que Pilar Otí se acerca a hacerles una fotografía. H. Ruiz

El mejor perfil de Liérganes

La fotógrafa Pilar Otí lleva tres años retratando a sus vecinos de la villa como parte de un proyecto etnográfico que comparte en redes sociales

Héctor Ruiz

Liérganes

Domingo, 16 de abril 2023, 08:13

Una pregunta típica y tópica es esa que nos hace pensar qué nos llevaríamos a una isla desierta. Pero hoy les invitamos a otra reflexión. ¿Qué se llevarían a su próximo confinamiento? Pilar Otí, fotógrafa de Liérganes, lo tiene meridianamente claro. Y es que en marzo de 2020, en los primeros días de la cuarentena, con la que estaba cayendo, se percató de que el pueblo en el que llevaba trabajando durante 25 años no volvería a ser el mismo cuando amainara la tormenta. Iban a faltar muchos de los rostros con los que se cruzaba en lo que entonces llamábamos 'vieja normalidad'. Así que decidió que cuando saliera volvería a cargar con su inseparable cámara, como siempre había hecho, pero de una manera diferente. Más responsable si cabe y consciente del poder que otorga la fotografía: el de capturar para siempre un instante que nos habla de lo que fuimos y de los que estaban. Así se propuso retratar a todos los vecinos que pudiera para salvaguardar en su archivo a la gente de la villa para el recuerdo.

Fue hace más de dos décadas cuando Otí, que es oriunda y residente de Entrambasaguas, decidió asentarse profesionalmente en Liérganes. Durante una noche de copas por el pueblo reparó en un pequeño local cerrado en el casco y ahí lleva alquilada desde entonces. Son muchos años, y por su coqueto estudio habrán pasado, si no toda, la gran mayoría de la población de la localidad. Aunque sea para sacarse el pertinente retrato para la administración. «Lo de hacer fotos para el DNI más bien se ofrece como servicio, prácticamente no es ni rentable porque como fotógrafo casi te hace perder más clientes que ganarlos, es muy difícil sacar bien a alguien en una toma tan frontal y encorsetada», valora Otí al respecto en clave de humor.

«Por el momento tendré en torno a mil fotografías en las que salen unos 200 vecinos, sobre todo tengo a los más mayores»

Pilar Otí

Fotógrafa

Así que las fotografías que saca para los documentos nacionales de identidad y pasaportes no sirven para el proyecto que lleva fraguando desde hace tres años, con el que persigue capturar el mejor perfil de Liérganes, el más natural. El que brindan sus habitantes en el día a día. Por ello, la fotógrafa aprovecha prácticamente cada salida por el pueblo portando su compañera de trabajo, la cámara. El objetivo: terminar cazando con ella a todos los vecinos de Liérganes, y son nada más y nada menos que 1.735 censados. Llegar a capturar a todos es más bien una utopía, pero, al fin y al cabo, esa es la gasolina que mueve el mundo. «Aproximadamente tendré ya unas mil fotos y un total de 200 vecinos en ellas», calcula Otí, que incide en que «sobre todo ahora me centro en los más mayores, creo que esa generación la tengo ya prácticamente cubierta».

De caza fotográfica

Tras meter la cámara en su mochila, la fotógrafa sale de su estudio y se encamina a la farmacia, la única del pueblo y que está a pocos metros. «Este es el punto neurálgico donde he pillado a más gente, sobre todo al principio, que había que guardar distancia y esperar fuera haciendo cola», recuerda. ¿Y no se extrañaban de que les tomaras fotos? «¡Qué va! Llevo casi 30 años aquí, ya nadie se sorprende de verme con la cámara a cuestas», dice. La experiencia es un grado, y más en estos casos, para conseguir capturar la verdadera esencia de la villa y la de cada uno de los que la habitan. «Tú ya conoces a cada uno y la que va siempre en zapatillas la pillas, pero si suele ir muy arreglada y un día tal... pues te esperas», apunta.

Otí realiza una instantánea a un grupo de paisanos en la marquesina que les sirve de punto de reunión habitual. H. Ruiz

A Mari la encuentra en el porche de su casa, con delantal y collar de perlas y pendientes a juego; y en compañía del perro de su sobrina, Blues. «¡Mírame aquí, Mari!», le pide Otí apuntándole. Y la mujer le hace caso, pero a cambio del retrato le invita a entrar a ver su colección de figuras. Otros, sin embargo, son ellos mismos los que le solicitan una instantánea. En el bar La Puerta del Sol, Avelino le da un par de toques en la espalda a Otí y ella ya sabe que le toca desenfundar. «Claro que les hace ilusión, les suelo dejar una copia en la frutería, que sirve de punto de recogida», ríe. Además, junto al Ayuntamiento trabajan ya en una exposición con la primera tanda del material para este año, y a largo plazo se plantea publicar un libro con el archivo. Por el momento, se puede conocer el trabajo en Instagram en el perfil de Otí en el que, bajo la etiqueta 'Mis vecinos de Liérganes', muestra, valga la redundancia, el mejor perfil de la villa.

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