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Un banco y un columpio gigantes en Miera
Reclamo turístico ·
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Reclamo turístico ·
El Ayuntamiento de Miera, con apoyo del GAL de Valles Pasiegos, los está instalando en los Pozos de NojaLos Pozos de Noja, entre Miera y Liérganes -dos lagunas artificiales creadas por la vieja compañía eléctrica de la zona-, cuentan ya con un nuevo reclamo turístico más allá de su espectacular paisaje. El Ayuntamiento de Miera, con el apoyo del Grupo de Acción Local ( ... GAL) de Valles Pasiegos, está en proceso de instalar dos estructuras desmontables en madera que consisten en un columpio gigante y un banco de grandes dimensiones que miran al infinito mar Cantábrico desde una atalaya situada a más de 740 metros de altitud.
Con un presupuesto limitado, poco más de 17.000 euros, el Ayuntamiento, con la ayuda del GAL pasiego, ha instalado ya, a falta de algunos retoques, dos estructuras turísticas que pretenden que se conviertan en un reclamo para atraer visitas y, de paso, atender viejas reivindicaciones de una zona enferma de despoblación. La iniciativa consiste en la instalación de un columpio gigante, de siete metros y medio de altura, diseñado por el ingeniero agrícola Martín González (Monte Zalama SL), que se ha situado en una pequeña meseta, junto al primero de los lagos, ubicado en el Alto Miera. La segunda atracción es un banco, también de madera, que se ha realizado en una escala ampliada (4,20 x 2,22 x 0,25 metros), que mira hacia el horizonte del litoral desde el oeste del macizo de Las Esguinzas. Por detrás, en su respaldo, tiene mensaje propio donde se ha reflejado el eslogan del municipio: 'Miera te espera, territorio meracho'.
Y es que eso es lo que se pretende, atraer visitas al Alto Miera, y todo lo que rodea a este entorno, que no es poco: la monumental iglesia de Miera, la cueva del oso cavernario (Salitre II) o de Sopeña, el abrigo del Puyo (referente arqueológico) o su cultura tradicional meracha -idéntica a la pasiega, de costumbre trashumante, con cabañales de tejados de dura pizarra en empinados prados-. También su paisaje descarnado de arbolado por la explotación de las fábricas de cañones y dibujado por el curso del río que ha esculpido el rocoso valle donde abundan las cuevas en las que se escondió la banda del emboscado más conocido del Miera, 'El Cariñoso'. Eso sumado a las leyendas e historias que se pueden conocer visitando su Centro de Interpretación junto a la iglesia, cuya fuente también tiene milagro.
El alcalde de Miera, el regionalista José Miguel Crespo, llevaba «tres años» dándole vueltas a la idea de hacer algo en este lugar que, ya de por sí, atrae a numerosos senderistas. Con el apoyo del Grupo de Acción Local de Valles Pasiegos, el proyecto fue tomando forma y ahora ya es una realidad que, desde Miera, se afronta como un reto y una oportunidad. «Primero tuvimos que reparar los accesos y luego pedimos ayuda a Valles Pasiegos para hacerlo con un precio que yo creo que es razonable», explica Crespo, que entiende que ese paraje natural y sus lagos artificiales se merecían esta actuación para formar parte del anillo cultural, patrimonial y turístico que ya poseen.
Su objetivo último es fijar población y aumentarla, aunque para ello haya que pagar un peaje. «Se trata de un reclamo turístico que se puede masificar de visitantes», reconocía Crespo a preguntas de El Diario Montañés. Al respecto, el regidor entiende que ese es «un riesgo hay que asumir». Y es que, aunque no se le ha dado publicidad aún y el columpio y el banco no están operativos, muchas familias ya están subiendo a la zona para ver el resultado. Por ello, una vez inauguradas, desde Miera se cree que va a subir mucha gente y son sabedores de que eso no gusta a todo el mundo. «Es una actuación completamente respetuosa con el entorno, ya que es totalmente desmontable», destaca Crespo, que aprovecha para afirmar que este reclamo «puede servir para hacer visibles otro tipo de demandas históricas del valle, como el arreglo de la carretera». «Si conseguimos que vaya gente y sea sostenible, pues igual alguien decide instalarse aquí para alquilar o montar un negocio de hostelería, ya que no tenemos bar», añade el alcalde, consciente ya de que la idea va a dar mucho que hablar... para bien y para mal. «No me cabe duda que va a haber mucha gente en contra y hay quien no se alegra de esto, pero no nos pueden condenar toda la vida solo al cuévano», expresa, en relación a las primeras reacciones de quienes critican el columpio gigante.
Por comparación, Crespo señala que otros lugares como la Ribeira Sacra y Espinosa de los Monteros -que colinda con San Roque de Riomiera- «tienen instalaciones similares y allí están todos encantados», zanja.
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